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Reportaje:TOUR 2008 | Segunda etapa

De héroe de la montaña a farolillo rojo

Mauricio Soler, 'maillot' de lunares el año pasado, aguanta toda la etapa con las dos manos lesionadas y sin poder levantarse del sillín

Eleonora Giovio

"Bravo por haber aguantado". Claudio Corti, mánager del Barloworld, esperaba ayer a Mauricio Soler en la entrada del autocar del equipo. Lo ayudó primero a bajarse de la bici y luego a subir las escaleras. El altísimo ciclista colombiano casi no podía ni andar. "Mal, estoy mal, me duele todo", dijo con la voz entrecortada antes de desaparecer. En un ejercicio de valentía decidió correr, completó la etapa pero perdió 7m y 18s, y es el farolillo rojo en la general a 10m 22s. Pedaleó durante 164 kilómetros con una férula en la mano izquierda y un vendaje en la muñeca derecha. No pudo levantar el trasero de su sillín ni una sola vez. En la primera etapa se chocó contra un compañero de equipo. Resultado: probable fractura del escafoides izquierdo y distensión de la muñeca derecha. "Pegué un frenazo y acabé contra Cheula. Metí la mano en su rueda y en su marco y me fue arrastrando", contaba Soler en la salida de Plumelec. Fue el último en bajarse del autocar, bajo la lluvia y el cielo gris de Bretaña. En su cadera izquierda todavía quedaba un parche blanco manchado de sangre.

El colombiano se cayó el primer día y puede tener una fractura en el escafoides
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"Eso es lo de menos... Parece que está gafado, en el Giro también se cayó en una de las primeras etapas. Hoy hay que rezarle a la virgen para que pueda terminar...", decía uno de sus mecánicos, que en la cena del sábado le tuvo incluso que cortar el filete. "No podía hacer nada". Antes pasó por el hospital de Vannes. "Se sospecha que tenga una fractura en el escafoides, pero es un hueso tan pequeño que sólo se podrá confirmar en los próximos días", explicó el médico del equipo. Nadie, ni siquiera su compañero de habitación Félix Cárdenas, pudo levantarle la moral. "Si de por sí ya es un hombre de pocas palabras, después de la caída se le han pasado las ganas de hablar. Estaba tan desconcertado que fue imposible animarle".

En el Tour del año pasado, Soler fue una de las revelaciones y en París vistió el maillot de lunares, el de rey de la montaña. El mismo que había vestido su compatriota Lucho Herrera en los años 1985 y 1987. Se impuso en Briançon, tras pasar solo por el Galibier. Ese día seguro que se acordó de su familia de campesinos, de su infancia en el pueblo de Ramiriquí, a 2.300 metros de altura, rodeado de minas de cal, yeso y carbón. Se acordó de sus tardes subiendo los puertos más cercanos con una bici del ayuntamiento. En esos puertos se curtió. Hasta ganar en Briançon, allí donde han ganado los mejores: Bartali, Bobet, Bahamontes, Coppi, Jiménez, Gimondi y Merckx. Después de aquella victoria aumentaron las expectativas. "Nota más la presión del equipo, sabe que es un hombre importante y quiere seguir", enfatizaba Cárdenas, que en la salida lo escoltó hacia las firmas. "Quiero probar, si no nunca sabré cómo me siento de verdad", exclamó Soler. En el equipo apoyaron su decisión -"vamos a ver si puede frenar, porque tampoco es plan de crear peligro a los demás"-, pero se mostraron críticos. "Que alguien sea bueno en literatura no significa que lo sea también en matemáticas", se quejaba el mánager. "Mauricio es bueno en las curvas y en las bajadas, pero cuando tiene gente alrededor se pone nervioso y se asusta. Y pasa lo que pasa...". "En el pelotón se le nota que es bastante torpe. Hay que tener cuidado con él", dicen otros corredores.

Más que a la torpeza, Soler atribuye la caída del sábado a un problema de sensibilidad. "Es la misma mano que me lesioné en el Giro, no estaba del todo curada y he perdido sensibilidad". Ayer, de camino al hotel, el médico afirmó haberle visto más animado. Incluso optimista. Tanto, que hoy volverá a subirse a la bici.

Mauricio Soler, tras su caída en la primera etapa.
Mauricio Soler, tras su caída en la primera etapa.AFP

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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