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Primeras victorias de Obama como comandante en jefe

El demócrata se adelanta a McCain en dos asuntos clave, Afganistán e Irak

Antonio Caño

Después de cuatro días de su fantasmal viaje por los escenarios de combate de las tropas estadounidenses, Barack Obama reapareció ayer en Ammán ante los periodistas con una sonrisa que no se le recuerda desde sus mejores noches en las primarias. Era la constancia del éxito de esta primera parte de su gira internacional. El candidato presidencial demócrata ha ganado claramente la iniciativa en los dos asuntos que más directamente afectan a la seguridad de Estados Unidos -Irak y Afganistán-, precisamente los temas en los que su rival, el republicano John McCain, parecía con ventaja.

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Obama ha puesto la guerra de Afganistán, que languidecía entre la impotencia de la Administración de George Bush y el olvido del candidato republicano, en el primer orden de prioridades nacionales. Y ha reconducido el debate sobre Irak, no al elogio de los logros militares obtenidos en los últimos meses, como pretendía McCain, sino a la discusión de una fecha de retirada.

Ayer, en la primera conferencia de prensa de esta gira, Obama fue un poco más allá y situó un nuevo horizonte para Irak: "Hay progresos en materia de seguridad, ahora necesitamos una solución política".

El candidato demócrata sorteó ante los periodistas el aspecto más delicado de su propuesta sobre Irak, su contradicción con las recomendaciones del jefe de las tropas estadounidenses en ese país, general David Petraeus. Obama admitió ayer que Petraeus no es partidario de fijar un límite para la retirada porque, en su condición de responsable militar, "quiere mantener toda la flexibilidad posible". "Pero yo tengo que observar la situación como futuro presidente y comandante en jefe y tengo que ver más allá de Irak", añadió.

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McCain intentó desde Estados Unidos explotar esas contradicciones e insistir en la necesidad de una salida con victoria de Irak. Pero lo cierto es que el concepto de victoria en el país árabe se va haciendo cada día más confuso y la permanencia indefinida de tropas empieza a sonar poco realista, sobre todo después de que el propio Gobierno iraquí se haya sumado a las posiciones de Obama.

Como consecuencia, McCain se ve cada día más a la defensiva en un campo en el que hasta hace poco gobernaba con claridad. Es muy posible que los rumores que han empezado a circular en Washington de que McCain elegirá su compañero de candidatura esta misma semana, mientras Obama está de viaje, sean un intento de retomar el foco y distraer la atención, plenamente centrada en la actualidad en el candidato demócrata.

Ammán, donde ayer se entrevistó con el rey Abdalá de Jordania -un promotor del diálogo palestino-israelí y un interlocutor imprescindible para todo presidente estadounidense- fue el comienzo de la fase pública de esta gira, ya con discursos, prensa y comparecencias en directo. Eso no significa que ésta sea una fase más fácil. Quizá todo lo contrario. Obama se adentra en un terreno en el que los patinazos son frecuentes.

Como un ejemplo del mundo al que Obama llega, una quincena de personas resultaron ayer heridas al ser arrolladas por una excavadora conducida por un terrorista, que fue inmediatamente muertos a tiros, a pocos metros del hotel en el que el senador pasó la noche.

La violencia mantiene aquí su ritmo, indiferente a los nuevos invitados en la tribuna y ajena al supuesto optimismo que acompaña al candidato presidencial. Esto no es la entregada Europa. Ésta es una región de fanáticos creyentes pero bastante incrédulos con las cosas terrenales. "Obama vendrá y pasará y nada cambiará, como otros han venido, han pasado y nada ha cambiado", decía ayer por teléfono un funcionario del Gobierno palestino.

Por intentarlo no va quedar. Obama se va a entrevistar hoy con el primer ministro, el presidente y el jefe de la oposición israelí, Ehud Olmert, Simon Peres y Benjamín Netanyahu, así como con el presidente palestino, Mahmud Abbas y otras figuras de su Gabinete, en una jornada maratoniana que servirá para conocer las dotes del candidato demócrata posiblemente en el asunto más espinoso de la política exterior que cualquier Gobierno del mundo puede abordar.

Ayer en Ammán dejó algunas muestras de su estilo. "Es ridículo pensar que la voluntad de un presidente estadounidense lo cambia todo", dijo en relación con una futura iniciativa de paz.

Obama, durante la visita a la ciudadela romana en Ammán.
Obama, durante la visita a la ciudadela romana en Ammán.AP

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