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La fiscal pide que Jiménez pase 40 años en la cárcel y no tenga permisos

El acusado reitera que es inocente del crimen de las dos policías de Bellvitge

El juicio contra Pedro Jiménez García finalizó ayer en la Audiencia de Barcelona de la misma manera que se inició el pasado lunes: con el acusado clamando por su inocencia y con la fiscalía reclamando que cumpla 40 años efectivos de prisión por el asesinato de las dos policías en prácticas de L'Hospitalet, ocurrido en 2004.

La cuarta y última sesión del juicio se empleó en la exposición de los informes para solicitar una sentencia condenatoria o absolutoria. Y en ese trámite no sólo se habla en términos jurídicos.

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Así, la fiscal Ana Gil fue contundente cuando reclamó del tribunal de la Sección Sexta "justicia severa, estricta, sin caridad", y que el tribunal realice una "aplicación rigurosa y tajante" del Código Penal. La fiscalía, como el resto de las acusaciones, imputan a Pedro Jiménez los delitos de asesinato, violación, allanamiento de morada, incendio, profanación de cadáver, robo con fuerza, robo con violencia y quebrantamiento de condena.

Todos esos cargos suman 103 años de cárcel. Lo que ocurre en la inmensa mayoría de casos así es que, si la sentencia no indica lo contrario, los beneficios penitenciarios para el preso se calculan sobre el máximo legal ordinario de estancia en prisión, que es de 20 años. Así, cumplidas tres cuartas partes de la pena, a los 14 o 15 años, Jiménez podría salir de permiso.

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Si, por el contrario, los beneficios se calculan sobre la suma de las condenas y éstas fueran las que pide la fiscalía, Jiménez nunca disfrutaría de permisos, pues para ello debería cumplir 75 años efectivos de cárcel, lo que no es posible en España. Esa es, en síntesis, la llamada doctrina Parot que estableció el Tribunal Supremo para casos de terrorismo y que ayer pidió la fiscalía que se le aplique a Jiménez. Pero deben establecerlo los jueces en sentencia y acudir a la interpretación más dura posible del Código Penal, que permite, en casos excepcionales, que un preso pase 40 años en la cárcel sin tener un permiso, siempre que sea condenado por un mínimo de dos delitos castigados cada uno con más de 20 años.

Para argumentar su petición la fiscal dijo que el caso es "uno de los peores que se han visto", a causa de las escenas de "tortura y maldad" que se vivieron en el piso de las policías. Fue un "ataque salvaje", cometido por "un depredador" y ejecutado de forma "inhumana", dijo.

Cristóbal Martell, abogado de las familias de las víctimas, tampoco escatimó adjetivos. Acudió de manera continua a la jurisprudencia para reclamar la mayor severidad en las condenas, pero no evitó calificar a Jiménez de "un gran mentiroso que está encantado de haberse conocido". Dijo que era "un psicópata de manual, un criminal que no merece la reducción de la pena porque no está loco". En este sentido, lo comparó con Radovan Karadzic, que provocó 18.000 muertos con el "asedio a Sarajevo". En opinión del abogado, el crimen de las policías fue un horror y existe una prueba "atronadora" contra Jiménez.

David del Castillo, que también ejerce la acusación en nombre de la asociación Clara Campoamor, recordó el gran asombro que mostraron testigos y peritos en sus declaraciones por lo "espeluznante" del caso. Desde policías a bomberos, pasando por los forenses. Por eso también pidió que Jiménez no salga de prisión en 40 años.

"Pruebas manipuladas"

Jiménez hizo uso del último turno de palabra para cuestionar que en un cadáver apareciese un cabello suyo. En su opinión, la ristra de pruebas que le incriminan han sido manipuladas, aunque no precisó por quién. "En ningún momento he participado de manera activa o pasiva en los hechos", dijo al tribunal.

Es la misma tesis que sostiene su abogado, Alexandre Calvo, quien afirmó que Jiménez ha sido "utilizado para parecer que ha intervenido en los hechos", porque, en su opinión, en el crimen participaron un mínimo de dos personas. Reclamó una sentencia absolutoria, pero, si hubiera condena, invocó "clemencia del tribunal.

"Esperamos que tengas la misma muerte que ellas. Púdrete, capullo", le espetó un familiar a Jiménez antes de que volviera a prisión.

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