Una final entre virtuosos de Japón, China y Canadá
Últimos compases del concurso de piano Paloma O'Shea
Jue Wang no quiere llegar el viernes a tiempo a la inauguración de los Juegos Olímpicos de su país. "Si consigo estar allí significará que no he ganado", aclara. Wang, de 24 años, media melena, chaqueta ochentera y sonrisa fácil, compite en otro tipo de olimpiadas, como él las llama: el XVI Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea, que se celebra cada tres años desde 1976. Los otros cinco semifinalistas son los rusos Sergey Sobolev, de 26 años, y Andrey Yaroshinsky (22), el japonés Kotaro Fukuma (25), Avan Yu (21), canadiense de origen nipón, y la china Ka Ling Colleen (27), la única chica en la recta final de la competición. El jurado ha elegido al filo de la una de esta madrugada a los tres finalistas: Kotaro Fukuma, Jue Wang y Avan Yu.
El nombre del ganador del certamen, al que se presentaron 184 candidatos, se conocerá el jueves
El nombre del ganador del certamen, al que se presentaron 184 candidatos de 37 países, se conocerá el jueves después de la final de mañana. Obtendrá una gira por más de 25 países y 30.000 euros.
El director Juanjo Mena (Vitoria, 1965) les acompañó con la Real Filharmonía de Galicia durante las semifinales que acabaron anoche. Para él, un buen músico debe unir disciplina "y algo especial que decir". Ka Ling Collen, la única chica, se siente justo así. Entre actuaciones y ensayos pasea por la bahía de Santander con su madre. "Me encanta el mar", asegura. Formada en Hannover y Hong Kong, la intérprete dice aprender de sus compañeros cada día. Charlan "sobre la música y la vida", explica el ruso Sobolev, que ha aprendido en el Conservatorio Thaikovsky de Moscú.
El joven, tímido, suelta un "¡Oh!" imperceptible ante la cuestión de qué siente cuando toca el piano. "Difícil pregunta". Silencio. La respuesta no lo es tanto: "Satisfacción si toco bien; muy infeliz en caso contrario".Kotaro Fukuma, que chapurrea algo de español (su hermana aprende aquí flamenco), valora lo mejor y lo peor de Santander. Alaba el entusiasmo del público, la atmósfera del concurso. Sólo una pega, tras pensar un rato la pregunta: "No encuentro ningún restaurante japonés".
