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El paciente como dueño

Tener rápidamente la información sanitaria de una persona es un requisito vital en un mundo en el que los viajes son una constante. Pero hay varias maneras de afrontarlo. En Europa, la idea es crear bases de datos -autonómicas, estatales, internacionales- con la información relevante. Esos registros serían, en teoría, actualizados por médicos y farmacéuticos. Pero hay otros enfoques.

La existencia de redes sociales y la generalización de sistemas de correo electrónico permiten darle la vuelta a la tortilla: que en vez de ser los profesionales quienes creen y actualicen las historias, sean los pacientes quienes lo hagan, solos o con ayuda del doctor. La autonomía del paciente llevada al extremo. Ya existen algunos modelos que se están probando en EE UU. Microsoft o Google tienen ya en marcha proyectos. La propuesta tiene defensores entre los partidarios de dar -o devolver- al paciente la última palabra sobre su salud. Pero también hay detractores: ¿si a la persona se le olvida -o no le interesa- hacer constar algo, y surgen complicaciones, quién tiene la culpa?

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