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Catástrofe aérea en Madrid

"Tranquilos, que no es mi vuelo; yo todavía no he embarcado"

Un humo denso, muy negro, que se levantaba unos 100 metros aproximadamente. Inmediatamente después se convirtió en blanco. Estaba al final de la pista de despegue del aeropuerto de Barajas. Es lo que vieron los miles de pasajeros que esperaban la salida de su vuelo en el extremo norte de la T-4. Al principio todo era confusión. Los servicios de emergencia informaban de que era un accidente de tráfico. Pero poco a poco empezaron a ver carreras de guardias civiles y de agentes del Cuerpo Nacional de Policía.

Pasa uno, dos y hasta cinco coches patrulla del instituto armado a toda velocidad. Empiezan a sonar algunos teléfonos móviles mientras siguen embarcando los pasajeros. Pero poco a poco la noticia corre por la zona. Algunos viajeros contestan su celular. "No sé nada. Tampoco veo nada", afirman incrédulos ante lo que oyen del otro lado del terminal. En la zona de facturación de la T-4 nadie tenía noticia de lo que ocurría a un kilómetro y medio de distancia. Desde la terminal se veía muy mal, pero poco a poco las noticias fueron llegando. Las pantallas empiezan a retrasar la salida de los aviones. Para ver el humo es necesario ir a la zona norte de la T-4. Algunos se arremolinan en las cristaleras y se quedan sorprendidos. No entienden que ocurre.

Avisos en rojo

"Is it a plane?", pregunta sorprendido un pasajero con destino al aeropuerto londinense de Heathrow. Muchos pasajeros continúan sentados en la Terminal. Otros llegan con ritmo acelerado en otra zona. Quieren ver con sus ojos lo que no se ve. Confirmar lo poco que saben. En cuestión de minutos las pantallas que anuncian las salidas se llenan de avisos en rojo. "Nueva hora de embarque". Es el anuncio no oficial del accidente. Falta información. Nadie explica nada. "No sabemos cuándo saldrán. Parece que va para largo", se limita a decir el personal de tierra de Iberia.

Los pasajeros se ponen en fila delante de la zona de embarque. Piensan que verán en las pantallas su avión. No es así. La noticia del accidente del vuelo de Spanair ya corre en boca de todos. El que puede se conecta la radio del móvil. Otros optan por el MP3 o por Internet. La Terminal se queda pequeña. No hay sitios libres. Mucha gente elige el suelo como mejor lugar para descansar. Se ven escenas de nervios. Una chica alta y rubia se abraza con energía a su pareja. Llora desconsolada. "Tranquilos, que no es mi vuelo. Aun no he embarcado", intenta tranquilizar a alguien un hombre por teléfono. "No quiero decir nada ahora, estoy muy nervioso", explica por un teléfono móvil un chaval alto en inglés.

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