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Moscú pega un portazo en la ONU

Medvédev exige que la resolución sobre el conflicto con Tbilisi no mencione la integridad territorial georgiana y refleje el acuerdo negociado con Sarkozy

La partida entre Rusia y Occidente por la crisis de Georgia se juega también en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el lenguaje y el tono se han endurecido en los últimos días. Moscú rechazó el martes [madrugada del miércoles en España] el texto de resolución elaborado por Francia, en el que se exige la retirada inmediata de Georgia.

El embajador ruso ante Naciones Unidas, Vitaly Churkin, aseguró que el texto final debe incluir los seis puntos, y no sólo dos, del acuerdo de alto el fuego elaborado por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y firmado después por Moscú y Tbilisi. "La Federación Rusa no puede apoyarlo", advirtió Churkin.

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Menos de 24 horas después, el embajador ruso presentó en Nueva York su propio proyecto de resolución. "Hoy [por ayer] hemos decidido volver a encarrilar al Consejo de Seguridad, y por ello hemos presentado un proyecto de resolución que reproduce palabra por palabra los seis puntos del plan de paz del presidente Sarkozy y el presidente [Dmitri] Medvédev", dijo Churkin.

Los patrocinadores de ambos proyectos de resolución no han explicado sus planes: cuándo los someterán a votación, si es que lo hacen, ni cuáles serán los pasos para lograr el consenso que garantice su éxito. Rusia, China, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido tienen derecho de veto. Sin su apoyo o abstención no hay resolución posible.

El problema de fondo del borrador francés —además de la exigencia de una retirada "plena" e "inmediata" a las posiciones anteriores a la crisis, que también afecta a las unidades del Ejército georgiano— es que en él se reafirma el compromiso de los países por respetar la soberanía, independencia e integridad territorial de Georgia "dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente", es decir, incluyendo las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjazia.

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El Kremlin considera que el ataque georgiano del 6 de agosto contra la capital de Osetia del Sur ha creado una nueva realidad en la que hay que tener en cuenta los deseos de los surosetios y abjazos, ambos protegidos de Moscú.

Alejandro Wolff, número dos de la Embajada de EE UU ante la ONU (los titulares están de vacaciones), advirtió a Churkin de que no hay margen para debatir sobre la partición de Georgia.

El embajador ruso anunció el martes ante el Consejo de Seguridad que la operación de retirada de sus tropas estará completada mañana y se declaró sorprendido por el contenido del borrador de Francia, en el que ve pruebas de las maniobras propagandísticas de la OTAN. Wolff le replicó en una declaración ante los periodistas:

"Han pasado varios días desde que se firmó el acuerdo [el de los seis puntos] y no vemos señal alguna de una retirada significativa de las tropas rusas".

El número dos de la representación francesa, Jean-Pierre Lacroix, insistió en ese punto: "Las fuerzas rusas deben retirarse de inmediato". Considera Lacroix que ésta es la condición "indispensable" para poder avanzar con rapidez a una solución duradera del conflicto. El francés aprovechó la sesión de consultas del martes para calificar la intervención rusa en Georgia de "brutal" y "desproporcionada", y culpar al Kremlin de haber creado un foco de inestabilidad en Europa, que amenaza la paz de la región e introduce tensiones serias a las relaciones internacionales.

En medio de los problemas que tienen los países occidentales para encontrar una solución diplomática, esencial para el futuro despliegue de unas fuerzas de paz, sorprende la ausencia en Nueva York del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien no interrumpió sus vacaciones a pesar de la escalada bélica en el Cáucaso. El surcoreano, que es el rostro visible del organismo, se ha limitado a hacer pública preocupación a través de comunicados.

Los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete (G-7) —las principales potencias industriales: Alemania, Canadá, EE UU, Francia, Reino Unido, Italia y Japón— mostraron ayer en Washington su disposición a asistir a Georgia en el proceso de reconstrucción económica del país y preservar la confianza en su sistema financiero. La recuperación del G-7 es una representación de las diferencias con Rusia, integrada desde hace años en el llamado G-8.

Un tanque ruso pasa junto al retrato del primer ministro Vladímir Putin, ayer en Tsjinvali, capital de Osetia del Sur.
Un tanque ruso pasa junto al retrato del primer ministro Vladímir Putin, ayer en Tsjinvali, capital de Osetia del Sur.EFE

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