"Eso sí será histórico"
No es la primera vez que Denver aloja una convención demócrata. Ya lo hizo hace 100 años, en 1908, pero no trajo suerte al partido. Después de elegir a Williams Jennings Bryan, los demócratas perdieron las elecciones ante el republicano William Howard Taft. En esa convención sólo hubo dos delegados afroamericanos. Colorado se había incorporado al país hacía sólo 32 años, ante un sinfín de recelos de los más exquisitos residentes de la costa este. Un periódico neoyorquino definió entonces como "repulsiva" la idea de que "un puñado de mineros y bandoleros temerarios" del medio oeste tuvieran la misma representación en el Senado que Ohio o Pensilvania.
Ahora, los demócratas esperan tener más suerte. Unos 21.000 voluntarios han colaborado en la preparación del evento en el Estado de las Montañas Rocosas. El medio millón de habitantes de Denver está dividido ante la magnitud del acontecimiento: unos se divierten con el revuelo y otros huyen despavoridos. "Yo no pienso ni acercarme por el centro", dice Carl, un joven con patinete que se queja de las vueltas que tiene que dar por los cortes en las calles.
"Intenté conseguir entradas para ir a ver a Obama a Invesco Field, que eso sí será histórico, pero fue imposible. La ciudad es una locura", zanja. "Hay que disfrutarlo", discrepa uno de los porteros del elegante hotel Oxford. "No siempre se tiene una fiesta con 50.000 personas".