Protocolos y silencios
El incendio de ayer en Vandellòs (Tarragona) obligó al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a activar el protocolo de alarma de la central. Tras detectar el incidente desde la sala de control, el CSN no esperó a recibir la llamada de ANAV, empresa que gestiona la planta, como suele hacerse en estos casos. Directivos del CSN instaron a la nuclear a seguir los protocolos establecidos aunque, remarcaron, "todavía no se había superado el plazo en que la nuclear debía avisarnos de lo ocurrido".
La ANAV cumplió con el guión: contactó con la subdelegación del Gobierno en Tarragona, notificó la evolución del incidente tanto al CSN como al representante del Gobierno y rechazó la intervención de los bomberos de la Generalitat por considerarla "innecesaria". El estricto seguimiento del protocolo topó con el silencio a la hora de hablar de las causas y alcance del incendio.
El origen de la deflagración sigue sin esclarecerse en un recinto que acoge poco más que estructuras de hierro y maquinaria refrigerada por hidrógeno, sustancia muy inflamable. La laguna informativa se extiende a los trabajadores de la propia central, que a última hora de ayer desconocían el suceso. "Es anormal que no nos hayan notificado nada", se sorprendió un empleado.