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La carrera hacia la Casa Blanca | Convención Demócrata

Obama promete rescatar lo mejor de Estados Unidos

El candidato demócrata dice "¡basta!" al dominio republicano y llama a defender "la promesa americana"

Antonio Caño

Barack Obama miró de frente al país y gritó "¡basta!" en un memorable discurso que marca un hito en esta campaña y será citado durante décadas como uno de los más grandes acontecimientos políticos. "¡Basta!", insistió, "¡ocho años es suficiente! Esta noche estamos aquí para decirle al pueblo de América, demócratas, republicanos e independientes: '¡Basta!".

Obama prometió rescatar a la nación del desastre económico y moral al que el actual Gobierno la ha conducido, se comprometió a recuperar el prestigio del país dilapidado por una política exterior nefasta y se ofreció como un líder inspirado pero también fuerte para "renovar la promesa americana y mantenerla viva en el siglo XXI". "Somos mejor país de lo que hemos parecido durante estos ocho años", aseguró. "Es hora de cambiar América".

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Más de 38 millones de estadounidenses siguieron en directo el discurso de Obama

Todo lo que podía esperarse de una intervención que hacía historia se cumplió. Todas las expectativas puestas en el primer candidato presidencial negro de Estados Unidos fueron satisfechas con creces. Muchas de las dudas sobre la capacidad de Obama para hacer verosímil su propuesta de cambio quedaron despejadas.

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Hay que esperar a que las encuestas digan si ésa es también la opinión de los votantes, y a conocer la respuesta que el Partido Republicano pueda ofrecer en su convención, que comienza el próximo lunes. Pero, a falta de ello, Obama se confirmó en una cálida noche del final de verano en Denver como un personaje excepcional, como el más visionario y carismático político de la actualidad.

El aspirante demócrata a la Casa Blanca combinó una hermosa exaltación de los valores americanos con una detallada descripción de los retos que sus compatriotas enfrentan hoy, y con un respetuoso pero inmisericorde ataque a su rival en una larga y bien escenificada alocución que presenciaron en directo más de 80.000 personas en el estadio de fútbol de esta ciudad, y 38 millones de telespectadores. Esta cifra supera la audiencia de la ceremonia inaugural de los Juegos de Pekín.

Las familias y los amigos se juntaron en casas a lo largo de todo el país para compartir el momento. En Nueva York, la gente se concentró en Times Square, como en las grandes ocasiones. En Miami, en Los Ángeles..., se organizaron asambleas espontáneas para vivir lo que se presentía como una ocasión única.

Solo sobre la gigantesca tribuna de moqueta azul y fondo neoclásico, Barack Obama ofreció tantos argumentos para ganar que, esa noche del jueves (madrugada de ayer en España), todavía bajo los efluvios de una oratoria irrepetible, era difícil pensar que el destino prive a este hombre de la meta que tan afanosamente y con tan alta improbabilidad se trazó hace año y medio. Era difícil imaginar ayer que este guión no acabe con la llegada del primer negro a la Casa Blanca.

Obama basó su discurso en la necesidad de defender "la promesa americana" del riesgo en el que ha sido puesta por la política de George Bush. La "promesa americana" es el combustible que mantiene este país a pleno rendimiento, es el afán de superación diario recompensado con la pertenencia a una gran nación repleta de oportunidades. "Tenemos más riqueza que nadie, pero eso no nos hace ricos. Tenemos las mayores fuerzas armadas sobre la Tierra, pero no es eso lo que nos hace fuertes. Nuestras universidades y nuestra cultura son la envidia del mundo, pero no es por eso por lo que el mundo se acerca a nosotros. Es el espíritu americano, esa promesa americana que nos empuja cuando el camino se hace incierto. Esa promesa constituye nuestra mayor herencia".

Se extendió en la necesidad de poner fin al "cinismo" que ha caracterizado la vida política en Washington durante muchos años, apeló a su voluntad unificadora y convocó a "superar el partidismo del pasado" y unir a todos en la consecución del cambio que se requiere para "mantener con vida esa promesa". "Cada uno de nosotros", explicó, "puede perseguir sus sueños individuales, pero tenemos que seguir juntos como una familia americana para que las siguientes generaciones puedan también perseguir sus propios sueños". "Nuestros hombres y mujeres en uniforme no combaten por la América roja o la América azul; combaten por los Estados Unidos de América".

Esta vez, Obama no se quedó en esa retórica. Señaló con detalle algunos de los males del país e identificó con claridad a sus responsables. "Esto es resultado directo de una política fracasada en Washington y de la presidencia fallida de George Bush", dijo. Precisó algunas de las características del cambio que ofrece: reducir impuestos al 95% de las familias trabajadoras, penalizar a las empresas que se lleven puestos de trabajo al extranjero y crear un sistema de impuestos que reajuste los desequilibrios sociales actuales sin un aumento generalizado de la presión fiscal. "Lo último que haríamos sería subir impuestos a la clase media", prometió.

Frente a los ataques de su rival, Obama defendió apasionadamente su patriotismo y el de su partido, y marcó las líneas de una actuación internacional con la que pretende "restaurar el legado de generaciones de norteamericanos, demócratas y republicanos, destruido por la política exterior de George Bush y John McCain".

"Somos el partido de Roosevelt. Somos el partido de Kennedy", recordó, "así es que no me digan que los demócratas no defenderemos este país. No me digan que los demócratas no nos protegerán".

"Como comandante en jefe", aseguró, "nunca dudaré en defender esta nación, pero sólo enviaré tropas a combatir con una misión clara y un sagrado compromiso de darles el equipamiento que necesitan para la batalla, y el cuidado y los beneficios que merecen cuando vuelven a casa". "Pondré fin responsablemente a la guerra de Irak", prometió, "y terminaré la lucha contra Al Qaeda y los talibanes en Afganistán. Reconstruiré nuestro Ejército para hacer frente a futuros conflictos, pero también renovaré una diplomacia dura y directa que pueda evitar que Irán obtenga armas nucleares".

"Construiré", añadió, "nuevas alianzas para hacer frente a las amenazas del siglo XXI, (...) y restauraré nuestro estándar moral de manera que América sea una vez más la última y mejor esperanza de todos los que abrazan la causa de la libertad, de todos los que quieren vivir en paz y los que imploran por un futuro mejor".

Presentó propuestas sobre política energética -"en 10 años pondremos fin definitivamente a nuestra dependencia del petróleo de Oriente Próximo"-, educativa, sanitaria... Recordó su respaldo al aborto, sugirió cierto control de las armas de fuego y, sin apoyar el matrimonio entre homosexuales, defendió los derechos de éstos a la igualdad ante la ley.

Y, sobre todo, una y otra vez, descalificó la candidatura de John McCain -a quien elogió por su historial militar, entre los aplausos de los presentes- como una mera continuación de George Bush. "McCain", afirmó, "ha votado a favor de George Bush el 90% de las veces. A él le gusta hablar del buen juicio, pero ¿qué buen juicio puede tener alguien para creer que Bush está en lo cierto más del 90% de las veces?".

Recriminó a McCain por insistir en continuar la guerra de Irak, por debilitar las alianzas que hubieran permitido actuar con mayor energía a favor de Georgia tras la invasión rusa, por hablar muy alto a favor de Israel en Washington pero no hacer una política eficaz de paz en Oriente Próximo, por prometer perseguir a Bin Laden hasta el infierno pero no ser capaz de encontrarle en la cueva en la que se esconde. Y, por último, le retó a un debate sobre política exterior y de seguridad.

En ese, como en otros asuntos, Obama encaró las críticas recibidas en las últimas semanas y las devolvió contra su rival. Mencionó varios casos de ciudadanos sencillos que luchan cada día por mantener su seguro de salud y sacar su familia adelante, y los utilizó para responder a la comparación de su candidatura con estrellas como Paris Hilton o Britney Spears. "No sé a qué clase de celebridades se refiere McCain, pero ésas son las mías. Ésos son mis héroes, ésas son las historias que han marcado mi vida. Y es por ellos por los que intento ganar estas elecciones".

Aunque relató los datos más determinantes de su biografía, Obama huyó del personalismo de otros discursos. Insistió en que la decisión que los votantes tomarán el 4 de noviembre no es sobre él, sino sobre el futuro del país. Y llamó a votar para consumar el deseo de cambio que dice haber visto a lo largo de todo el país.

"América, no podemos volver la espalda", concluyó, "no con tanto trabajo por hacer, no con tantos niños por educar, no con tantos veteranos a los que prestar cuidado, no con una economía por arreglar y ciudades por reconstruir, y granjas que salvar, y familias a las que proteger. En este momento, en estas elecciones, tenemos que comprometernos de nuevo a marchar hacia el futuro y mantener la promesa americana".

Videogalería: El discurso íntegro de Obama

Barack Obama durante su discurso de ayer.
Barack Obama durante su discurso de ayer.AP
Obama saluda a Joe Biden, su vicepresidente, mientras sus esposas se abrazan.
Obama saluda a Joe Biden, su vicepresidente, mientras sus esposas se abrazan.REUTERS

DOS DISCURSOS HISTÓRICOS SEPARADOS POR 45 AÑOS

Barack Obama: 28 de agosto de 2008

- Tenemos las mayores fuerzas armadas sobre la Tierra, pero no es eso lo que nos hace fuertes. Nuestras universidades y nuestra cultura son la envidia del mundo, pero no es por eso por lo que el mundo se acerca a nosotros. Es el espíritu americano, esa promesa americana que nos empuja cuando el camino se hace incierto. Esa promesa constituye nuestra mayor herencia. (...) ¿Cuál es esa promesa? Es una promesa que dice que cada uno de nosotros tenemos derecho a hacer con nuestra vida lo que queramos, pero que también tenemos el deber de tratar a los demás con dignidad y respeto.

- Cada uno de nosotros puede perseguir sus sueños individuales, pero tenemos que seguir juntos como una familia americana para que las siguientes generaciones puedan también perseguir sus propios sueños.

- McCain ha votado a favor de George Bush el 90% de las veces. A él le gusta hablar del buen juicio, pero ¿qué buen juicio puede tener alguien para creer que Bush está en lo cierto más del 90% de las veces?

Martin Luther King: 28 de agosto de 1963

- Hace un siglo, un gran americano firmó la Proclamación de Emancipación. (...) Pero, cien años después, los negros todavía no son libres. Cien años después, la vida de los negros sigue todavía tristemente atenazada por los grilletes de la segregación y por las cadenas de la discriminación. Cien años después, los negros todavía siguen languideciendo en los rincones de la sociedad americana y se sienten como exiliados en su propia tierra.

- No estaremos satisfechos en tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande. Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan

"solamente para blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Misisipi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar.

- Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel, sino por su reputación.

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