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Primera jornada de Liga

Huecos posicionales

Jordi Quixano

El Barça ofreció dos puntos negros en Los Pajaritos. Ambos, posicionales: al abrir el campo con unos extremos que no existieron y al cerrar la zaga tras las incursiones de Alves por el costado derecho.

Se le presuponía al Barça de Guardiola un despliegue desde las alas, donde los extremos pisaran la línea de fondo. No ocurrió anoche. Messi y Henry, demasiado estáticos, aguardaron con apatía el balón al pie cuando jugaban sobre la cal. Parados, siempre perdieron el cuero ante la anticipación de los laterales adversarios. Y si se movían lo hacían sin tirar un desmarque, propiciando una sobrecarga en el balcón del área, donde se daban de codazos con el descolocado Eto'o. Atrás sucedió lo contrario.

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Decidió Guardiola cambiar a Márquez y Puyol de lado en el centro de la zaga. El mexicano a la derecha y el capitán a la izquierda. Una apuesta por la salida de la pelota, por los cambios naturales de orientación de Márquez. La propuesta, sin embargo, supuso un vacío posicional enorme: Alves se multiplicaba en el ataque al tiempo que dejaba desguarnecida su espalda. Un hueco demoledor. Xavi, a quien se le exige jugar de tres cuartos para arriba, no cubría la zona. Y Márquez, lento por definición, no llegaba a tiempo. Así llegó el gol. Subida de Alves, contragolpe por la banda del Numancia y remate en el segundo palo.

Castigo al Barça, incapaz de parchear sus deficiencias.

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