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Nueva Orleans celebra el paso del Gustav

La población, aún no recuperada del Katrina, respira por los escasos daños del huracán

Mónica Ceberio Belaza

Un inmenso y profundo alivio. Es lo que se respiraba ayer entre los residentes que se quedaron en Nueva Orleans desobedeciendo la orden de evacuación forzosa del Ayuntamiento. El Gustav llegó, pasó, se transformó en tormenta tropical y la ciudad casi desierta descansó. No tendrán que enfrentarse económica y psicológicamente a otra tragedia como el Katrina.

La urbe sufre un estrés postraumático que algunos califican de insuperable
Ahora se discute si el Ayuntamiento exageró al evacuar a los residentes
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El lunes por la tarde, cuando la lluvia y el viento empezaron a calmarse, los vecinos del barrio francés salieron de sus guaridas. Habían fortificado sus casas cubriendo las ventanas y puertas con tablones de madera. En la calle Bourbon casi todos los locales seguían cerrados, pero de un bar en el que se celebraba con cerveza la no tragedia salía blues a todo volumen. La música volvía a Nueva Orleans. En los balcones asomaban las primeras caras. Fumaban cigarrillos y dejaban respirar aire fresco a sus perros.

El barrio salía del encierro preventivo mientras el alcalde pedía a los evacuados, más de 200.000, que no regresaran aún. Han puesto controles en las afueras para impedir la vuelta desorganizada. Los servicios municipales estaban ayer arreglando los desperfectos, reparando el tendido eléctrico y las cañerías y retirando los árboles caídos. Pero, según el Ayuntamiento, el peligro de tornados aconseja esperar unos días antes de permitir el retorno.

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En la esquina del Johnny White's Bar & Grill, en el barrio francés, jóvenes y mayores bebían y hablaban del benevolente paso del huracán. Muchos decidieron quedarse porque no se creyeron las apocalípticas predicciones del alcalde, Ray Nagin, que dijo que Gustav iba a ser "la madre de todas las tormentas". Además, se sentían más seguros porque el barrio está construido en la parte alta de una ciudad situada casi toda ella bajo el nivel del mar. Y tenían miedo de abandonar sus casas por el recuerdo de los saqueos y robos tras el Katrina.

"Al final la policía ha hecho un buen trabajo y después de la evacuación había patrullas y militares vigilando toda la ciudad", dice Dan Phelnan, un residente de toda la vida con barba blanca, pendientes y varios collares de metal sobre su camiseta blanca. "Pero yo tenía dudas. Los índices de delincuencia son brutales y todos tenemos en la cabeza lo que ocurrió hace tres años. Tengo una colección de arte que no iba a abandonar", añade. "Yo tampoco podía dejar mi casa y mi negocio sin proteger", dice Tamara Seene, de 29 años. "En 2005 tardé semanas en saber si lo había perdido todo".

La ciudad vive una situación de estrés postraumático por el Katrina que algunos califican de insuperable. "Yo estaba fuera, pero los que lo vivieron tienen determinadas imágenes grabadas que no pueden olvidar", dice Chris Banner, un pintor californiano con estudios de psiquiatría que vive en Nueva Orleans desde hace más de una década. "¿Cómo olvidas 1.500 fallecidos, los cadáveres podridos en la calle, el olor a muerte, los cuerpos mutilados, el haberlo perdido todo?", se pregunta. "Les dicen que sigan adelante, pero es difícil. Muchos necesitan medicarse. El propio alcalde tiene estrés postraumático y por eso en esta ocasión ha evacuado a toda la ciudad quizá sin ser necesario".

Ahora se discute si el Ayuntamiento exageró desalojando la ciudad. Sólo 10.000 personas se quedaron. El resto se marchó en sus vehículos o en el transporte público dispuesto por las autoridades, y ahora espera en moteles y refugios. Pero el alcalde declaró en una entrevista en la cadena CBS que volvería a actuar igual.

"Vale, es cierto, ha sido una falsa alarma", dice Tamara Seene. "Pero, ¿y si no lo hubiera sido? Ya hemos tenido bastante tragedia y aquí hay muchos barrios que se inundan en seguida. Ante la duda, mejor ser precavidos. El alcalde exageró para que la gente se marchara, pero nadie sabía lo que iba a pasar. Yo me hubiera ido si no viviera en una zona alta. Y lo bueno es que los diques aguantan al menos un huracán de intensidad media. Hemos aprendido algunas cosas desde el Katrina".

"Una vez pasado el susto, ahora podemos seguir con una reconstrucción que está muy lejos de haber terminado", dice Dan Phelnan. "El 30% de la población no volvió [tras el Katrina]. Faltan infraestructuras, hospitales, controlar la delincuencia, nadie acaba de tener claro qué ha pasado con los subsidios... La ciudad está empezando a resurgir de sus cenizas, pero queda tantísimo por hacer...". Una casa cercana recuerda la historia reciente de los huracanes que han azotado la ciudad, algunos marcando su destino para siempre. En la esquina de las calles Royal y Orleans, los tablones de madera que tapan las puertas dejan constancia: Georges 1999, Isidore y Lili 2002, Ivan 2004, Katrina y Rita 2005. El próximo en aparecer en letras negras será Gustav, el que dio un respiro a Nueva Orleans.

Barcos encallados por efecto del Gustav, en el Canal Industrial de Nueva Orleans.
Barcos encallados por efecto del Gustav, en el Canal Industrial de Nueva Orleans.AP

DOS CICLONES CONTRA LA CIUDAD

KATRINA

- Llega al golfo de México el 26 de agosto de 2005 tras cruzar Florida. El día 28 se convierte en huracán de categoría 5, con vientos de 250 kilómetros por hora.

- Alcanza Luisiana el 30 de agosto con categoría 3 (hasta 210 km/h), a 100 kilómetros al este de Nueva Orleans.

- El nivel del mar sube cuatro metros y hunde decenas de diques. El 85% de Nueva Orleans se inunda.

- La ciudad se sume en el caos. Fallan todos los servicios y empiezan los saqueos.

- Con más de 1.500 muertos y 55.000 millones de euros en pérdidas, el Katrina es el tercer huracán más letal y el más costoso de la historia de Estados Unidos.

GUSTAV

- Entra al Caribe por el sur el pasado 25 de agosto como tormenta tropical. El día 26 se convierte en huracán de camino a Haití.

- Unas 100 personas mueren en Haití, República Dominicana y Jamaica del 27 al 29 de agosto tras alcanzar la categoría 3. Cruza el oeste de Cuba sin causar víctimas.

- Nueva Orleans es evacuada el 31 de agosto. El Gustav alcanza categoría 4.

- El ciclón alcanza la costa de Luisiana a 120 kilómetros al oeste de Nueva Orleans con categoría 2. El nivel del mar sube más de dos metros. Los nuevos diques resisten.

- Seis personas mueren en Luisiana. Los primeros informes calculan unos daños de entre 3.000 y 6.800 millones de euros.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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