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Hacia un modelo de plazos

La despenalización del aborto en España sólo incluye, hasta ahora, tres supuestos: violación, malformación del feto y riesgo físico o psicológico para la madre. Para ser como la de la mayoría de los países de Europa le falta una posibilidad: que la mujer pueda interrumpir su embarazo sin dar explicaciones en las primeras semanas de gestación. Es lo que se conoce como ley de plazos, y es lo que impera en la mayoría de los países europeos.

También es la opción preferida por las feministas y las asociaciones como la Plataforma por una Ley del Aborto. No porque así vaya a haber más interrupciones (el 90% de las 100.000 interrupciones practicadas en 2006 se hizo antes de la semana 14), sino porque es lo más llevadero para la mujer. Ante la tesitura de abortar, el sistema español supone una angustia añadida, tanto para la mujer como para los médicos. Dependiendo de cada supuesto, la mujer tiene que acreditar una serie de condiciones, como haber sido violada o que los psiquiatras acrediten que tener el hijo supondría un grave trastorno para ellas.

Otro punto de discusión es cuál debe ser ese plazo. En Europa, el periodo va desde las primeras 24 semanas de gestación (Holanda) hasta las 10 (Portugal, Turquía y Eslovenia). En 27 países hay una legislación de plazos.

Los españoles son partidarios (un 64% lo aprueba, según el CIS de julio) de la ley de plazos. Sobre el límite máximo, la Sociedad Española de Ginecología ha propuesto que sean 24 semanas. El feto puede sobrevivir fuera del vientre materno después de ese plazo.

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