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Tropas de Bolivia toman una zona rebelde

El Gobierno central ordena la detención del gobernador de la región de Pando

Soldados bolivianos patrullaban ayer antes del amanecer las calles de Cobija, la capital de la región rebelde de Pando (norte), poco después de que la ciudad fuera tomada por el Ejército en una operación desarrollada de madrugada. También se ordenó la detención del gobernador de la provincia, Leopoldo Fernández, por incumplir el estado de sitio dictado el viernes por el presidente, Evo Morales, para frenar la espiral de violencia desatada en la zona y que ha causado, hasta el momento, 30 muertos.

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Se trata de la primera vez desde 2003 -cuando la llamada guerra del gas forzó la dimisión del entonces presidente, Gonzalo Sánchez de Lozada- que el Ejército boliviano realiza un despliegue de estas características. Pando es uno de los cinco departamentos autonomistas que se oponen a los planes de Morales de reformar la Constitución y que reclaman la devolución de unos ingresos procedentes de impuestos de hidrocarburos que les ha recortado el Gobierno. Estas regiones concentran las enormes reservas de gas del país andino.

La ciudad de Cobija, en la frontera con Brasil, mostraba sus calles desiertas, los negocios cerrados y sus edificios con banderas de Pando y Bolivia, mientras una avioneta sobrevolaba la ciudad, probablemente en tareas de vigilancia. Al menos unos cinco vuelos de aviones Hércules de la Fuerza Aérea aterrizaron el sábado pasado con militares, mientras que otros tres autobuses llegaron al aeropuerto con efectivos del Centro de Entrenamiento de Operaciones en la Selva.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, que dirige las operaciones, expresó a los medios locales su intención de retomar el control total de edificios gubernamentales de Cobija que estaban ocupados por grupos autonomistas y detener al gobernador. Durante la vigencia del toque de queda, entre la medianoche y las seis de la mañana, los militares salieron a patrullar las principales calles. Hasta entonces, habían evitado romper el asedio de los habitantes, que habían rodeado el aeropuerto y habían cavado zanjas con el objetivo de que no pudieran salir los soldados.

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El ministro del Interior, Alfredo Rada, acusó al gobernador de la región de haber promovido una matanza de campesinos en la localidad de Porvenir, que calificó de genocidio. El gobernador, que aseguró estar en su despacho durante una entrevista telefónica con un canal de televisión de Santa Cruz, afirmó que el Gobierno "está dispuesto a todo para lograr el control de Cobija, pues su objetivo es utilizarla como cabecera para avanzar al sur".

Mientras tanto, ayer por la noche estaba previsto que continuaran las frágiles negociaciones entre el Ejecutivo y el prefecto de Tarija, Mario Cossío, en representación de las cinco regiones autonomistas (Tarija, Beni, Santa Cruz, Chuquisaca y Pando), para buscar una salida al conflicto y a la confrontación social en el país. En señal de "buena voluntad", los opositores autonomistas anunciaron que levantarán los cortes de carreteras organizados para protestar contra el Gobierno central.

El presidente Evo Morales, que no asiste al diálogo con el gobernador Cossío, volvió a acusar a las regiones de conspirar contra el Gobierno y aseguró que nadie podrá frenar el cambio. El dirigente anunció que el nuevo texto constitucional está prácticamente aprobado y que el referéndum, programado para enero, servirá sólo para ponerlo en vigencia. El cuestionado texto de la Constitución es uno de los asuntos que ha originado el conflicto que vive Bolivia, además de la reposición del Impuesto Directo de Hidrocarburos, cercenado a las regiones, y los estatutos autonómicos.

En un gesto político de apoyo a la democracia boliviana, los presidentes de nueve países se reúnen hoy en una cumbre extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas, convocada por la presidenta chilena, Michelle Bachelet, país que ejerce la secretaría de turno de este organismo, informa Manuel Délano.

Mientras, el ministro de Defensa de Bolivia, Wálker San Miguel, respondió al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que su país no necesita intervención extranjera, con lo que dio su apoyo al comandante general de las Fuerzas Armadas, general Luis Trigo. "Los bolivianos resolvemos nuestros problemas", dijo al ser preguntado por las declaraciones de Chávez en las que brindó apoyo armado si Morales fuera derrocado o lo mataran.

Opositores al presidente de Bolivia, Evo Morales, durante los choques contra manifestantes autonomistas el sábado en Tiquipaya (Santa Cruz).
Opositores al presidente de Bolivia, Evo Morales, durante los choques contra manifestantes autonomistas el sábado en Tiquipaya (Santa Cruz).REUTERS

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