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Reportaje:

Una autora teatral de éxito, humor cruel y dobles parejas

Maribel Verdú y Aitana Sánchez-Gijón llevan a escena lo nuevo de Yasmina Reza

Miguel Ángel Villena

Un acto en apariencia de poca importancia, como la compra de un cuadro blanco, desataba en Arte un enorme conflicto entre tres amigos de toda la vida. En Un Dios salvaje, la nueva obra de la francesa Yasmina Reza, algo tan cotidiano como una pelea entre niños en el colegio hace estallar todas las contradicciones de las dos parejas de padres. De la normalidad al caos y de lo políticamente correcto al estallido salvaje se mueve esta pieza que ensaya estos días en Madrid un cuarteto de actores famosos y consagrados en el cine y en la televisión, pero que ha decidido disfrutar, y sufrir también, con el teatro. A un lado de la barricada, Maribel Verdú y Pere Ponce. Al otro lado, Aitana Sánchez-Gijón y Antonio Molero.

Antonio Molero y Pere Ponce también protagonizan la obra de la autora de 'Arte'
En la pieza, una pelea de niños hace estallar el conflicto entre adultos
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Maribel Verdú y Aitana Sánchez Gijón pelean en 'Un dios salvaje'

"Todo empezó", cuenta Maribel Verdú, "el pasado invierno cuando Pedro, mi marido, me invitó a ver Un Dios salvaje en París interpretada por Isabelle Huppert. Al principio me resistí porque no hablo ni entiendo francés y pensaba que iba a resultarme un poco aburrido, a pesar de que había leído un resumen de la obra en español. Pero tengo que decir que la barrera del idioma no impidió que me encantara la obra, que es una maravilla. Desde París llamé a Aitana porque ya hacía un tiempo que deseábamos trabajar juntas y esta nueva obra de Yasmina Reza resultaba perfecta para compartir escenario. Así que, en cuanto hemos terminado con nuestros compromisos anteriores, nos hemos puesto a ensayar". Maribel Verdú vive un año muy dulce en el que, entre otras cosas, ha recibido un Goya por Siete mesas de billar francés, ha trabajado a las órdenes de Francis Ford Coppola en Tetro y ha recibido la medalla de oro de la Academia de Cine. Siempre optimista y con una alegría contagiosa, la Verdú destaca esta apuesta por el teatro. "Los cuatro actores del reparto", señala en un descanso de los ensayos en el teatro Alcázar, de Madrid, "estamos en los mejores momentos de nuestras carreras, pero el teatro es como volver a casa, nos apetece hacer teatro, disfrutamos con ello".

Su colega Aitana Sánchez-Gijón está entusiasmada con la obra, que define como "destapar una caja de Pandora que saca a flote muchos conflictos a partir de una anécdota trivial como una pelea de unos niños en el colegio". A juicio de la actriz -que al igual que sus compañeros de reparto nunca ha dejado de trabajar en el teatro-, "en la obra se plantea una partida de billar a muchas bandas, con todas las carambolas posibles. Se trata de un juego de alianzas de todos contra todos, donde la autora quita las máscaras y desnuda a los cuatro personajes". Sus tres compañeros asienten.

Para Antonio Molero, el marido de Aitana en Un Dios salvaje, "la obra plantea de forma cruda el enfrentamiento entre la razón y la pasión, uno de los grandes ejes del teatro". Satisfecho de este cambio de registro en su carrera después de años concentrado en el popular Fiti, de la serie televisiva Los Serrano, el actor califica su personaje como "un pacificador hasta que llega el estallido del día D y hora H. Tiene repartidos los papeles con su mujer hasta un cierto momento". El hombre de la otra pareja es Pere Ponce, que no duda en identificar su personaje como "el más sincero, porque ayuda a que caigan las máscaras que todos se han colocado". "Además de otros méritos, la obra de Yasmina Reza plantea los contrastes entre niños y adultos de modo que se observa que los pequeños suelen ser más nobles y auténticos que los mayores, que adoptan actitudes cínicas, filtradas por la educación y lo políticamente correcto".

Avalada por el inmenso éxito de Arte y respaldada por el tirón de los cuatro actores, Un Dios salvaje se estrenará en Madrid el próximo 3 de octubre y permanecerá hasta enero en cartel. Aunque abrumada por el reto, la directora del montaje, Tamzin Townsend, está convencida de los atractivos de esta "demoledora y cruel comedia sobre la pareja, con muchos toques de humor, pero que te pone un nudo en la garganta cuando acaba la representación".

En primer término, Aitana Sánchez-Gijón (a la izquierda) y Maribel Verdú, y detrás, Pere Ponce (izquierda) y Antonio Molero, en una pausa de los ensayos de <i>Un Dios salvaje.</i>
En primer término, Aitana Sánchez-Gijón (a la izquierda) y Maribel Verdú, y detrás, Pere Ponce (izquierda) y Antonio Molero, en una pausa de los ensayos de Un Dios salvaje.BERNARDO PÉREZ
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