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Reportaje:Sexta jornada de Liga

Pique olímpico en el Camp Nou

Messi y Agüero, las dos estrellas de la Liga, protagonistas del duelo entre el Barça y el Atlético

El Atlético de Madrid visita al Barcelona, en lo que se interpreta como un clásico del fútbol español. Con el de hoy van 60 partidos de los colchoneros en el feudo culé, razón más que sobrada para despertar la máxima atención. Guardiola instó ayer a su afición a llenar el campo -"los jugadores se lo han ganado, se ponen tristes si no ven gente en la grada"- y Aguirre avisó de que saldrán a por el partido, por mucho que ayer perdiera a Maniche. "Si es así, habrá goles y será un partidazo", auguró el técnico azulgrana.

Cara a cara, Barça y Atleti se prueban para conocer su verdadero potencial. Parejos en la clasificación doméstica y dominadores de sus respectivos grupos en la Champions, la presencia de Leo Messi y Sergio Agüero, marca el partido, un duelo entre dos amigos competitivos hasta las cejas y que desparraman talento a su paso. "El Kun tiene un aire a Romario. Pero nosotros tenemos al mejor en nuestro equipo. Sí, con todo el respeto para el señor Agüero, Messi es el mejor".

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Cuenta el entrenador del Barcelona que Messi es tímido e introvertido, pero en el campo se transforma y se libera. Explica que está empeñado en convencer a la pulga de que nunca ganará solo un partido, y mucho menos el de hoy. "No sé si hay algo personal para Leo en este duelo con Agüero, pero insisto en lo que le digo siempre: le debe preocupar ganar por el equipo".

El problema es que para Messi, medirse al Kun es especial. Será la segunda vez en tres años que lo hagan: la primera temporada de Agüero en España, el Atlético empató a uno y él marcó el gol en un partido que Messi vio desde la grada, lesionado. El año pasado (3-0), Leo marcó el segundo gol del Barcelona. El 4-1 en el Manzanares dejó el duelo en tablas y este año, andan a la par: Messi suma seis goles en lo que va de temporada por cinco del delantero colchonero.

Es el suyo un pique que, por amigos y por edad, trasciende del césped, una rivalidad que se hizo enorme escuchando cumbias -pasión que comparten- en una habitación de hotel en Shanghai, donde vivieron la mayor parte del tiempo que pasaron en China para ganar el oro en los Juegos Olímpicos.

A golpe de partidas en la PlayStation entre Messi y Agüero existe un pique olímpico que les acompañará cuando salten hoy al Camp Nou. "Debieron jugar miles de partidas porque siempre que entrabas en su habitación estaban liados con la máquina", explican quienes compartieron con ellos aquellos sueños olímpicos en Shanghai, primero, y finalmente en Pekín. "En aquel grupo mandaba Riquelme, así que a Messi y al Kun se les veía muy sueltos, no parecían muy agobiados", dicen testigos de aquellos días.

Si Messi pudo disfrutar de aquellas partidas y de la incomparable experiencia olímpica que, reconoce, le acompañará mientras viva, se lo debe a Guardiola. Fue su entrenador, en una eterna reunión en una suite de hotel en Nueva York, durante la gira de pretemporada, quien convenció a Laporta de que por mucho que el TAS le hubiera dado la razón al Barça y Messi estuviera obligado a reincorporarse a la disciplina del club, Leo debía quedarse en China. "El pacto era que si el Barça ganaba el recurso ante el TAS, Leo volvía. Guardiola habló con Leo y éste le pidió quedarse en Pekín. Pep le dio su palabra de que convencería al presidente y la cumplió". Recién despertado en aquella habitación de Shanghai, el Kun fue el primero en abrazar a Messi. Por la noche Argentina ganó a Costa de Marfil (2-1) en su estreno en los Juegos Olímpicos. Messi abrió el marcador.

"Con Leo no hay apuestas, no nos quitamos la plata entre amigos, pero le quiero ganar siempre", advierte Agüero. "No me ha ganado jamás una partida", presume Messi, que tiene muy fresco por lo que tuvo que pasar el curso anterior. "Perder contra él es de lo peor que me puede suceder. Ya me tocó la temporada pasada en el Calderón y resulta insoportable aguantar sus llamadas", reconoce Messi, que niega haber hablado con su amigo durante los últimos días: "Con los rivales no se habla antes del partido", asegura el delantero del Barcelona, esgrimiendo una vieja ley del fútbol argentino.

"Compararles no es justo, porque no juegan en la misma posición", sostiene Aguirre. "Son muy buenos, pero diferentes", reconoce Guardiola, quien avisa: "Ya te digo yo quién ganará el duelo entre Messi y el Kun: el que gane el partido", avisa el técnico del Barça.

Geniales por naturaleza, no es menos cierto que entre Lionel la pulga Messi (Rosario, 1987) y Sergio Leonel Agüero (Flores, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) existen sustanciales diferencias de concepto, incluso formativas. A los 12 años, cuando Agüero cruzaba Buenos Aires a toda prisa, de una cancha a otra -"los sábados podía jugar hasta cinco partidos de veinte por parte", recuerda el Kun- su amigo Messi, un año mayor, ya vivía en Barcelona. El delantero colchonero creció de pelada en pelada mientras Messi creció educado en La Masia, compartiendo generación con Cesc y Piqué, entre otros.

Messi y Agüero se reencuentran hoy a las diez de la noche en el Camp Nou. Huele a partido grande en un clásico que el Barcelona dedicará a la lucha contra los violentos. Los recogepelotas saldrán al campo portando una enorme pancarta en la que se podrá leer "No a la violencia, tolerancia cero" y se leerá un manifiesto contra la violencia. Luego, hablará el fútbol; tal vez Messi, tal vez Agüero...

Leo Messi y Sergio Agüero, con el oro de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Leo Messi y Sergio Agüero, con el oro de los Juegos Olímpicos de Pekín.EFE

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