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Crisis financiera mundial | Impacto en los mercados

La desconfianza impide que la bajada de tipos llegue a las hipotecas

El Euríbor se acerca al máximo pese a la decisión de los bancos centrales - Las entidades de crédito creen que aún no han aflorado todas las pérdidas

La tensión sigue en todo lo alto. Ni las acciones coordinadas de los bancos centrales ni los planes de emergencia de las grandes potencias financieras consiguen tranquilizar los mercados y, sobre todo, frenar la percepción de que la crisis más dura desde la Gran Depresión se encamina hacia una dolorosa recesión. Nada funciona ya como solía por la fenomenal desconfianza que reina en los mercados. El recorte global de tipos de interés oficiales anunciado el martes es, de momento, un fracaso sonado: las Bolsas y los tipos reales -el Euríbor y el resto de indicadores que de verdad afectan a las empresas y a los consumidores, al precio de las hipotecas y de los préstamos- reaccionaron ayer en la dirección contraria a la que dictan la lógica y la historia económica reciente. En una palabra: mal.

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La pesadilla de las últimas semanas pesa más que los movimientos a la desesperada que han puesto en marcha los grandes países y sus bancos centrales, encabezados por EE UU, el Reino Unido y la eurozona. Las Bolsas europeas, que el martes se desplomaron tras la bajada del precio del dinero, siguieron ayer con fuertes retrocesos, del 1,2% de Londres al 3,8% de Madrid. El Ibex perdió ayer los 10.000 puntos por primera vez desde 2005. Siempre había sucedido al revés: las Bolsas reaccionaban con grandes alegrías a la que los bancos centrales tocaban el botón de los tipos. Esa varita mágica no funciona en estos momentos. Los inversores no consiguen sacudirse el miedo.

En el caso de la banca, el problema es la absoluta desconfianza. La incertidumbre impidió ayer que el Euríbor y los tipos de interés reales tampoco siguieran la senda marcada por los tipos oficiales. El Euríbor -que afecta a la gran mayoría de las hipotecas en España- reaccionó contra natura: subió hasta casi rozar el máximo histórico, al 5,512%, e hizo así oídos sordos al recorte de medio punto de los tipos del BCE y de la Reserva Federal.

Nada ha cambiado desde el estallido del huracán financiero, hace ya 14 meses. Y si lo ha hecho, ha sido para mal. El mercado interbancario no existe. Los bancos no se prestan dinero por las dudas que persisten sobre en el tamaño del agujero causado por las hipotecas basura. "El Euríbor es la expresión de esa desconfianza: los bancos apenas se prestan dinero, apenas cruzan operaciones, y el tipo de las hipotecas refleja las tensiones en el interbancario. Se acerca el cierre del año y eso no va a cambiar por las cotas de inestabilidad que se han alcanzado", explicó Pablo Guijarro, de AFI.

El recorte de tipos y la medida del BCE encaminada a dar a los bancos toda la liquidez que pidan a un tipo fijo del 3,75% están dirigidos a terminar con esa disfunción a partir de la próxima semana. Y a suavizar el contagio de la crisis financiera sobre la economía real: si los créditos son más baratos, la actividad mejora. "Se ha perdido mucho tiempo y los mercados no van a volver a la normalidad de inmediato. Hay demasiadas tensiones para que esas medidas, que son positivas, acaben con los espasmos de los mercados en un abrir y cerrar de ojos", explicó el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez.

La opinión de las autoridades monetarias y financieras es parecida. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, fue sincero ayer al reconocer que es "la desconfianza de los mercados" la que está provocando que no baje el Euríbor pese al recorte de los tipos oficiales. "Lo lógico si tenemos éxito en recuperar la confianza, que es algo sutil y espiritual, es que el Euríbor baje; pero no lo hace", apuntó. Preguntado por posibles nuevas bajadas de tipos, el gobernador -que participó en el II Foro de Cajas de Ahorros- respondió que "es absurdo pensarlo ahora, pero no se descarta nada. No hay nada cerrado". "Esos quince días que conmovieron al mundo desde la caída de Lehman Brothers han cambiado radicalmente el escenario", explicó para justificar el cambio de sesgo en la política monetaria, de momento sin éxito en la traslación a los tipos reales a los que se financian las hipotecas y el conjunto de la economía.

El ministro de Economía, Pedro Solbes, apuntó que la bajada de tipos debería generar confianza en los mercados. "De lo contrario, no volveremos a una situación donde lo que mande sea la economía real y no la financiera, como hasta ahora", dijo.

El nerviosismo afecta a la inmensa mayoría de los mercados y es cada vez más general, más globalizado. Las divisas latinoamericanas siguen sufriendo, ante la posibilidad de que la crisis alcance a las economías emergentes. Brasil tuvo que volver a intervenir ayer para evitar la caída del real. Los mercados de bonos registran también movimientos espasmódicos. Aunque en río revuelto hay también quien sale beneficiado: los márgenes bancarios suben por el aumento de la prima de riesgo. El Euríbor a un año está en el 5,5%, y la banca se financia en la ventanilla del BCE a tipos inferiores, hasta casi dos puntos por debajo, aunque a un plazo más corto.

"Los tipos reales siguen estando muy altos por la tensión, la incertidumbre y el gran riesgo que sigue entrañando la situación. Las medidas de emergencia llegan tarde, con los mercados en estado de shock. No es probable que eso cambie al menos hasta 2009", cerró Antonio Villarroya, de Merril Lynch, en Londres.

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