A la defensiva

Pro Evolution Soccer o FIFA. Este año el derbi lo gana FIFA, después de que PES ha sido el rey indiscutible durante varias temporadas seguidas.

Las cifras de ventas del juego de Konami siempre han sido espectaculares (8,4 millones de copias, cinco de ellos en Europa); pero este año será diferente. Un motor gráfico pasado de moda, o un equipo de programación insuficiente, o un cúmulo de circunstancias hacen que PES se apee del caballo ganador.

El título peca de poseer unas animaciones de jugadores poco naturales, sin la fluidez de movimientos acostumbrada y su representación gráfica es exagerada. Tanto público como estadios parecen extraídos de otras temporadas.

A pesar de todo, si un título ofrece una buena experiencia de juego pueden perdonársele fallos en otros apartados. Pero desgraciadamente eso no ocurre con PES 2009, que representa un retroceso en la experiencia de juego. Sus programadores han apostado por bajar el ritmo para favorecer el juego a un solo toque, una buena idea que no ha cuajado por los fallos en la inteligencia artificial de los jugadores y la mediocridad gráfica. En definitiva, poca posibilidad de crear estrategias convirtiéndose en un simple arcade con muy pocas pinceladas de verdadero simulador futbolístico.