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Crítica:TEATRO | Garrick
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En plena forma

A reír, que son dos días. Ésta viene a ser la consigna del último montaje de Tricicle. En realidad, ya lo era en los anteriores, sólo que ahora manifiestan su intención con mayor descaro. Llevan 30 años juntos, pueden y saben hacerlo, qué caramba. Así es que con un par, o tres, se han propuesto una vez más hacernos reír. Y lo consiguen.

Los saludables beneficios de la risa o risoterapia, tan de moda de un tiempo a esta parte, tuvo por lo visto su precursor en un conocido actor del XVIII que, por supuesto, era inglés. David Garrick, de ahí el título del espectáculo a modo de homenaje, era un comediante tan bueno que los médicos de la época recomendaban sus actuaciones como remedio para las penas del alma de sus pacientes. Y con esta base, Tricicle ha tejido un elaborado show que gira alrededor de la risa: tipos, técnicas básicas para provocarla, ejemplos, estadísticas. La elaboración está en todo lo que no se ve, porque en apariencia el conjunto es de lo más simple: una sobria puesta en escena, un desarrollo extremadamente fluido de todos los gags. El trabajo, milimétrico, está en el ritmo de las escenas, el tempo de cada acción. Y desde luego, en la base de esas acciones, su concepto. Exprimen las ideas, las llevan al límite y las exponen limpiamente. La risa sale sola.

GARRICK

Guión, dirección y producción: Tricicle. Intérpretes: Joan Gràcia, Paco Mir, Carles Sans. Escenografía: Sebastià Brosa, Laura García. Música: Pere Bardagí. Teatre Poliorama. Barcelona, 17 de octubre.

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Felicidades Tricicle

La voz en off de un narrador presenta a los tres como científicos de la risa e introduce los puntos de una conferencia sobre el tema, que ellos, primero en bata blanca y después caracterizados de lo que toque, ilustran. No falta la proyección de un documental que aborda la cuestión desde la química del asunto. Y no falta en él la presencia de otro cómico muy popular: Pepe Rubianes. Ver a los componenetes de Tricicle haciendo de neuronas asociativas (un poco al estilo de Woody Allen disfrazado de espermatozoide), en concreto a Joan Gràcia en el papel de endorfina, no tiene desperdicio. La representación de los tipos de humor y los también variados tipos de risa, tampoco. Y al discurso "estrictamente científico", por llamarlo así, añaden escenas ambientadas en contextos de lo más diverso cuya relación con el estudio que exponen es precisamente que también nos hacen reír a base, por ejemplo, de arrastrar gags de escenas anteriores. Lo dicho, estudiadísimo. No sobra nada, ni falta. Al final, aparecen los tres luciendo sendos embarazos abultadísimos: nos quedamos con la cuchufleta y con la fecundidad de la imagen, esperando que el próximo parto vaya tan bien como éste.

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