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JOSÉ ANTONIO BARROSO

El 'tsunami' Barroso

A las 10 de la mañana del próximo lunes, José Antonio Barroso volverá a ser el objetivo de las cámaras y micrófonos de los medios de todo el país. A esa hora de ese día le ha citado el juez Fernando Grande Marlaska. Irá con un fajo de documentos extraído de libros sobre la Monarquía, la supuesta base para haber llamado al Rey "corrupto" y "crápula". El alcalde de Puerto Real (Cádiz) quiere erigirse en portavoz republicano, en víctima del sistema constitucional que le impide criticar al monarca. "Que sea la primera piedra de un tsunami político e ideológico que ponga al Rey en el juicio de la Historia", dijo días después de levantar la polvareda mediática por sus críticas. Barroso es de Puerto Real. Es uno de los supervivientes de la eclosión política de los últimos años de dictadura y empuje de la transición. Gobierna en el Ayuntamiento desde las primeras elecciones de 1979, salvo el mandato de 1995, cuando perdió la mayoría. Para arrebatarle el bastón de mando a este alcalde de IU llegaron a pactar el PSOE y el PP. Una muestra del visceral rechazo que generan sus formas de gobernar entre sus opositores políticos más cercanos.

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En los últimos comicios consiguió amarrar el sillón municipal con el apoyo de los socialistas de Puerto Real, aunque no se hable con ellos. El pacto con la dirección provincial, con la que mantiene mejores relaciones, le ha garantizado también un puesto como diputado provincial de Vivienda y Suelo. Eso sí, se quedó con las ganas de conseguir escaño en el Congreso.

Fue presidente del comité de los astilleros de Puerto Real, donde ejerció como tubero en su juventud. Ya como alcalde ha encabezado manifestaciones de las factorías navales o contra el cierre de Delphi. Su puño, muchas veces, se ha alzado más alto que el de los propios trabajadores. Su discurso intenso, su tono díscolo, la efusividad de su oratoria le mantienen confrontado con quienes no comparten su punto de vista, incluso con compañeros de partido, con los que a veces ha mantenido disputas mal disimuladas.

Dice que Cuba es el espejo en el que se mira, la "democracia más avanzada del mundo". Allí conserva contactos con la alta jerarquía del poder. Es aficionado a los puros de ese país, con los que se dejó ver el pasado fin de semana en la asamblea provincial de su partido. Le gusta de vez en cuando dar su golpe de efecto. Meditó su discurso del 14 de abril en Los Barrios, sabedor de que su amplificación por los medios abriría un debate que le interesa: la idoneidad del mantenimiento de la Corona. Por sus declaraciones contra el Rey acaparó todos los focos. Se habló de él, sobre todo, en los programas del corazón ávidos de cualquier carnaza relacionada con la Monarquía. El juez Grande Marlaska volverá a activar las cámaras el próximo lunes. De nuevo, el tsunami Barroso.

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