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La crisis tumba las torres de Calatrava

El plan carece de apoyo empresarial y Aviación Civil exige reducir las alturas

Sara Velert

Las torres del arquitecto Santiago Calatrava para rematar la Ciutat de les Arts i les Ciències nacieron con mal fario. Ya en 2004, cuando el Consell presentó una primera maqueta con cuatro torres de entre 280 y 220 metros de altura, el sector inmobiliario anunció sus recelos. El presidente Francisco Camps invitó a los valencianos a "mirar al futuro con descaro", pero los promotores prefirieron echar cuentas. Demasiado caro, con más problemas que otros proyectos y sin el gran margen de beneficio que arrojaba en esos momentos el boom inmobiliario. La desconfianza del sector no desapareció con la segunda maqueta, que redujo el plan a tres torres, pero más altas; de 308 metros, 266 y 220.

La idea del Gobierno valenciano de enjugar parte de la enorme deuda de la empresa de la Ciutat de les Arts, CACSA, con el concurso de las parcelas de los rascacielos no ha cuajado. Ahí siguen los solares sin urbanizar. La crisis económica ha terminado de tumbar las torres. Y cuando se resucite el proyecto, además, habrá que cambiarlo. La Dirección General de Aviación Civil, del Ministerio de Fomento, emitió en septiembre una resolución que deniega la autorización para rascacielos que superen los 300 metros, incluida "maquinaria de aire acondicionado, casetas de motorización de ascensores, barandillas, antenas o cualquier otro elemento arquitectónico que se pudiera emplazar sobre los edificios analizados".

Esa es también la altitud máxima que prevé el propio estudio aeronáutico que CACSA adjuntó al proyecto remitido a Aviación Civil en 2007. Es el límite para no afectar a la seguridad ni comprometer de "un modo significativo" la regulación de las operaciones de aeronaves en vuelo. En la resolución se rechaza así un proyecto con una torre de 318 metros, otra de 280 y una tercera de 230, bautizadas con el nombre de Valencia, Castellón y Alicante. Sin embargo, las altitudes manejadas por el estudio de Calatrava no superan los 308. Aún así, la seguridad aérea del aeropuerto de Manises exigiría reducir el tamaño de la mayor de las torres.

El propio Calatrava reconoció hace diez días que la crisis inmobiliaria paraliza su proyecto. Y en agosto el consejero de Economía, Gerardo Camps, afirmó que con la conclusión del Ágora, aún en obras, quedaría terminado el complejo. No incluyó las torres.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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