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Protesta contra la ley de educación

"A las madres nos toca un año difícil"

Los padres se resignan ante un curso escolar marcado por las protestas

Los centros escolares vivieron ayer un día especial. Con la huelga convocada, aunque con escasa incidencia general, el paro y la ley educativa protagonizaron las conversaciones en algunos de ellos. "A las madres nos toca un año difícil porque estamos en medio. Aguantaremos las huelgas que vengan, pero esperemos que sean pocas", razonaba ayer Maria Montes, con un hijo en cada mano y ante una escuela vacía: el CEIP Cavall Bernat, del barrio de Sants de Barcelona, que ayer fue uno de los que secundaron el paro: de 20 profesores solo fueron tres.

"Va a ser un curso que avanzará entre muchas protestas. Qué le vamos a hacer", asumió Carlos García frente al CEIP Pere Vila del Eixample. "No ha habido quejas, entienden nuestras reivindicaciones", explicaba una maestra del CEIP Ausiàs March, en L'Hospitalet de Llobregat. La dirección del centro envió una circular a los padres para explicarles los motivos de la huelga. El resultado: ningún niño acudió a clase ayer. En los institutos barceloneses Flos i Calcat y Valldemossa, en Nou Barris, las clases no se suspendieron y la cobertura de la huelga entre el profesorado fue mínima. "Es la sociedad la que ha abandonado la educación pública. La ley es una ley marco, y mientras no se conozcan las normativas que derivarán de ella, no se sabrá cómo afecta a cuestiones clave como la financiación", afirmó un docente del centro Flos i Calcat.

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"Es un día normal, como cualquier otro". Fue la frase más comentada a las puertas de la céntrica escuela pública Eiximenis de Girona, donde ningún maestro se adhirió a la huelga y las clases se impartieron con total normalidad. "En febrero hubo más incidencia, pero los profesores siguen sin tener las cosas claras, falta información. Y luego está la división sindical", justificó Montserrat Asso, directora de la escuela.

En el IES Gili Gaya, de Lleida, sólo fueron ayer a la huelga 10 de los 66 profesores que forman el claustro, cuando en la última protesta del pasado mes de febrero la participación fue del 50% del profesorado. En este centro la actividad docente fue la de un día normal y los alumnos que no tuvieron clase por falta del profesor se quedaron estudiando en el aula o en la biblioteca. La directora de este centro, Mari Carmen Panadés, explicó que la división de los sindicatos ha contribuido en esta ocasión a enfriar los ánimos del profesorado.

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"Hay huelga en el patio", bromeó ayer al mediodía un estudiante en el Instituto Miquel Tarradell, en el Raval de Barcelona, donde un tercio de los profesores, por la mañana, secundaron el paro. Josepa Feixa, la directora, explicó que alumnos de algunas clases de ESO habían discutido en clase el articulado de la ley y habían decidido secundar el paro. De 200 alumnos, fueron 90. "Está bien que hablen. El proceso está estipulado y nosotros sólo lo gestionamos. A partir de tercero, tiene que haber un permiso de los padres en el que explicitan que aceptan que no van a ir a clase por la huelga, por si pasa algo", explicó. El paro fue desigual también en el CEIP Castella: una docena de los 20 maestros fueron a la huelga. Sólo acudieron a las aulas unos 60 niños de 140. No lejos de allí, en la Escuela Collaso i Gil, un colegio de la República ahora en obras, una niña estaba sentada en las escaleras con su mochila encima. El conserje confirmó que se dio clase con normalidad.

Esta información ha sido realizada por Àngels Piñol, Lluís Visa, Ferran Balsells, Maiol Roger, Natàlia Iglesias y Carlos Vacas.

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