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Reordenación energética

Los bancos piden a Lukoil que ponga dinero

La compañía rusa se resiste a pagar 9.000 millones

Las negociaciones para cerrar la venta del 29,9% de Repsol YPF a Lukoil no han hecho más que empezar. De momento, lo único claro son las intenciones de las partes. SacyrVallehermoso y La Caixa, como socios destacados de la petrolera quieren vender -hasta un 29,9%- y Lukoil está interesado en comprar. La base de toda negociación, por lo tanto, está puesta. Pero queda lo importante: cómo se articula la compra y a qué precio. Dos vías en las que descarrilan muchas ideas geniales.

El viernes, en un primer encuentro de los bancos que dirigieron la concesión de un préstamo de 5.200 millones a SacyrVallehermoso en 2006 para que entrara en Repsol YPF, quedaron claras las intenciones de los rusos. Y no fueron una sorpresa para nadie. Lukoil quiere arriesgar lo menos posible de su bolsillo.

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En la reunión, La Caixa explicó a los otros cuatro bancos directores (Santander, Caja Madrid, Citigroup y Calyon) que Lukoil ha planteado la posibilidad de hacerse cargo de los 5.200 millones que debe SacyrVallehermoso por el 20% que adquirió de Repsol. ¿Garantías? Las que fueron suficientes en su día para quienes financiaron la compra: las propias acciones de Repsol YPF. Pero la compra llega al 29,9%. Por ello, no es posible hacer una cuenta simple que alejaría mucho el precio de la transacción de los 26,7 euros a los que aspira SacyrVallehermoso y con él, el resto de los vendedores. Así pues, para financiar a Lukoil, los bancos señalan que harán falta garantías adicionales a los títulos de Repsol YPF. Y más compromiso en forma de efectivo. La cifra mágica a concretar son 9.000 millones de euros. Mucho dinero hasta para una compañía que presume de estar entre las primeras del mundo por reservas.

La reunión de los bancos financiadores, sin presencia de Lukoil, se atuvo a la ortodoxia de cualquier negociación. Los compradores intentan comprar barato y los vendedores intentar vender caro. Pero sobre la reunión pesaban más cosas. Para que una negociación avance de forma natural hacia donde se cruzan los intereses de comprador y de vendedor, las fuerzas no pueden ser muy dispares. Y en el caso de Repsol YPF-Lukoil, hay grandes diferencias.

Para empezar, SacyrVallehermoso está con el agua al cuello. Un hecho que no desconoce la parte rusa. SacyrVallehermoso debe más de 18.000 millones de euros y, en septiembre, se vio obligado a anunciar, públicamente, que ponía en venta activos como Itinere o el paquete de repsol YPF. Una declaración de debilidad en el peor momento posible. Con el fantasma de un estallido en Repsol YPF, con onda de choque bancaria incluida, Lukoil puede permitirse esperar hasta que el nerviosismo del que necesita vender se transforme en prisa, una mala consejera cuando se trata de hacer negocios.

En esta situación, con las acciones de Repsol YPF cotizando por debajo de los 14 euros, sería todo un éxito de la parte vendedora traspasar títulos a un precio superior al 100%. Más si se tiene en cuenta que lo que se vende no lleva aparejada de forma automática la posibilidad de tener mando en plaza. Repsol YPF tiene limitados los derechos de voto en sus estatutos al 10%, al margen de la participación real que tenga un accionista. Y hay que añadir la exigencia del Gobierno de que la gestión de la empresa tiene que estar en manos españolas.

Con todo ello, no es aventurado suponer que la negociación con Lukoil va a ser compleja. El director general de La Caixa, Juan María Nin, explicó ayer informa Amanda Mars, que la operación con Lukoil está en un estadio "incipiente" y "se están dando los primeros pasos de negociación" que puede durar "días o semanas". Nin aseguró que la información disponible de momento "está al alcance de los medios públicos".El resultado final de la operación, añadió, puede tener "un dibujo diferente" al que se baraja en la actualidad, apuntó, además deque "puede hacerse o no hacerse". Y es que todas las cautelas son pocas. En el desenlace final del asunto, la política cuenta y el ambiente político se ha enrarecido en los últimos días. Quizá por ello, el secretario de Estado de Economía, David Vegara, también adoptó ayer un tono prudente para hablar de la posible operación.

Vegara, que como Nin participó en el encuentro de economía de S'Agaró, insistió en el carácter embrionario del proceso y en que no se debe hablar de "vía libre" de forma precipitada. "Es una propuesta de la que no se conocen los elementos y el Gobierno lo estudiará cuando se presente de forma oficial", indicó. Rercalcó también la "preocupación" el Ejecutivo a la hora de garantizar aspectos como la seguridad en el suministro y el respeto a los acuerdo del accionariado de la petrolera.

Gráficamente, uno de los muchos asesores de grupos energéticos que están en las proximidades de la negociación resumía así ayer la fotografía de situación: "todo está aún cogido con alfileres". Mientras, desde una de las grandes entidades financieras que participan en las negociaciones se lanzaba una pregunta con intención: ¿cómo se llama la gran petrolera de Alemania? Tras la cuestión se esconde otra pregunta: ¿es tan estratégica Repsol YPF como se afirma?

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