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El Ejército iraquí ensaya el relevo

Ramón Lobo

Los optimistas, como el teniente Wasim Saami, que manda en el último control antes de Ciudad Sáder, creen que el Ejército iraquí estará listo en 36 meses para ocuparse de la seguridad sin depender de los estadounidenses. "Si se marchan ahora, es un problema, pero en tres años estaremos listos". Otros se proclaman realistas, como Mustafá Kasim, dirigente de los Hijos de Irak en Adhamiya: "Serán necesarios con suerte 10 años".

En el control que regula el paso por el puente de Adhamiya -donde en 2005 murieron casi 1.000 personas en una estampida después de que alguien gritara que había suicidas dentro de una marcha religiosa- manda el cabo Alí Jadahwr. Si el puesto fuera una prueba del estado del Ejército iraquí, habría que dar la razón a Kasim: no están listos. El teniente estadounidense Simon Bidder, al mando de la patrulla que recorre el barrio, le hace ver que no puede permitir que en la zona amurallada prevista para los registros entren cuatro vehículos a la vez. "Tienes a tres hombres dedicados a inspeccionar el primero. Nadie vigila a los otros. Es por vuestra seguridad", recomienda.

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