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30º aniversario de la Constitución

Ser constitucionalista en el País Vasco

Javier Corcuera: Todo país que no reconoce los derechos del ciudadano y en el que no está garantizada la separación de poderes, no tiene Constitución. Ser constitucionalista en Euskadi es pedir que haya derechos personales y civiles para todos, y que no haya derechos colectivos que se impongan como obligación a los ciudadanos. Que haya separación de poderes, porque entre los no nacionalistas se tiene la percepción de que esto se parece bastante a un régimen, con esa multiplicación de entidades controladas desde el poder y esa sociedad civil subordinada al poder, cuya definición es la de un régimen, como decíamos del franquismo.

Txema Montero: La mayor separación de poderes es que unos jueces lleven al banquillo al presidente de un Ejecutivo.

Montero: "La mejor celebración sería que no fuese objeto de veneración"
Corcuera: "Para los no nacionalistas esto se parece bastante a un régimen"

J. C.: Ésa es la separación de poderes que, menos mal, tenemos. Quiero hablar de separación de poderes sociales, que quiere decir que los jueces funcionan, el Parlamento vasco funciona, así como el Gobierno autónomo. Pero tenemos la sensación de que existe una ausencia de poderes alternativos, de posibilidad de cambios, de la política entendida, no como régimen, sino como juego libre de individuos libres, y que desde el no nacionalismo se ve bastante distinto.

T. M.: Como nacionalista, me da la impresión de que el constitucionalismo es decirnos dónde está el limite a nuestras aspiraciones según un texto legal, que en su momento no fue aceptado por la mayoría de los vascos. Antes que constitucionalista soy demócrata, y en una democracia no puedes estar todos los días preguntándote al levantarte: ¿qué soy? ¿ Soy constitucionalista, soy tal? No trato de resolver el conflicto, sino de abordarlo en unos términos donde sea asumible e integrable en un juego político ordinario. Por eso busco, si es posible, la constitucionalización del nacionalismo a través de la Disposición Adicional.

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J. C.: Para mí, el constitucionalismo es el de un sujeto que es el pueblo español dentro del cual puede estar el pueblo vasco. Sólo dentro de esta visión integradora puedo entender la lógica constitucional.

T. M.: Es decir, como Cánovas. Eso representa el eterno retorno de lo idéntico, y es lo que intento evitar. Por otro lado, no soy beato de la Constitución, y no creo en ella como dogma. Para mí, la mejor celebración podría ser que la Constitución no fuese objeto de veneración, sino un instrumento que en el día a día fuese asumida por todos los que realmente pueden ser usuarios y beneficiarios de ella.

J. C.: La Constitución no se ha celebrado nunca en Euskadi, y sigue siendo muy significativo que la única celebración que existíó durante muchos años era la que organizaba el abogado Juan Moreno Lombardero en un hotel de Bilbao. Desde entonces poco hemos avanzado.

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