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Entrevista:ADELINA KONDRATIEVA | Intérprete rusa en la Guerra Civil

"Quiero vivir en un país que también considero mi patria"

Con apenas 17 años, Adelina Kondratieva fue elegida como intérprete de los aviadores rusos que combatieron en la Guerra Civil en el bando republicano. Hoy es la primera mujer con rango militar, -fue Primer Teniente Mayor de la Guardia en el ejército de la Unión Soviética-, que se plantea pedir la nacionalidad española al amparo de la ley de la Memoria Histórica. En Rusia queda un puñado de personas, combatientes en España, a quienes ella va a llevar los documentos para tramitar la nacionalidad: Víktor Mijailovych Lavski, el coronel Lipin y Gurievich, más conocido por Kent, nombre de guerra con el que participaría luego en la red de espionaje Orquesta Roja. Adelina, hoy con 88 años, visita España con motivo del 70º aniversario de la despedida de las Brigadas Internacionales.

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Kondratieva nació en 1920 en Buenos Aires, hasta donde recaló en su exilio su padre, Benjamín Abramson, un revolucionario ruso perseguido por la Okrana, la policía política zarista. Allí aprendió el español. Pronto regresó con su padre a Rusia, donde ella recibió la nacionalidad soviética y perdió la argentina. Ambos fueron enviados a España, él al frente de Aragón y ella, a Valencia, donde el general Douglas, uno de los líderes soviéticos de las Brigadas Internacionales, la cooptó como intérprete de los 500 aviadores rusos que combatían al lado de la República. Ella pasó por bases aéreas como Los Llanos, en Albacete, Murcia, Madrid o Alcalá de Henares, cuartel general de la Aviación de la República.

De los personajes que conoció entonces conserva un recuerdo vivo del coronel Hidalgo de Cisneros, jefe de los aviadores de la República: "Era descendiente de los virreyes españoles de América y parecía un don Quijote". A la hora de recordar cuál fue la traducción más grata que hizo entonces, Adelina dice: "Sin duda, la mantenida durante un acto de reconocimiento a dos pilotos soviéticos por parte de Juan Negrín, presidente del Consejo de Ministros de la República Española". Aquellos aviadores de la URSS habían derribado tres Junkers 82, Stukas, de la aviación nazi. "Cuando el presidente Negrín preguntó mi edad y le dije que tenía 17 me dijo: 'Usted también merece ser premiada'. Y me regaló un reloj suizo, que conservo como una joya. En su envés tiene una dedicatoria con mi nombre y el suyo".

Con gesto de inquietud recuerda el momento más delicado en su trabajo: "Propiamente no fue una traducción. Fue cuando un piloto alemán, recién abatido en vuelo, preguntaba quién lo había derribado. Frente a él, un joven piloto soviético. Lo mío más que traducir fue una especie de juego psicológico: ellos intercambiaron unas miradas tremendas... Era como si el alemán, rabioso, le dijera 'Nos volveremos a ver".

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De regreso a la Unión Soviética fue traductora y radioescucha en el frente del Volchov, donde combatía la División Azul y en el frente del Voronetz, frente las tropas italianas enviadas por Mussolini. ¿Por qué ella aspira ahora a obtener la nacionalidad española? "Porque quiero vivir en un país al que también considero mi patria", responde. De sus experiencias históricas sacó una enseñanza que considera la más importante de todas: "En la vida, como en la guerra, sólo vencen quienes están seguros de sus ideales".

Kondratieva y el piloto republicano José María Bravo.
Kondratieva y el piloto republicano José María Bravo.GORKA LEJARCEGI

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