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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El 'sudoku' suena bien

A falta de conocer las cifras, Solbes propone bases sólidas para la financiación autonómica

El ministro de Economía ha presentado las bases para el nuevo modelo de financiación autonómica. Y la solución ha de estar atenta a las distintas necesidades expresadas por las comunidades y a lo aprobado por algunos de sus estatutos. La tarea es compleja y Solbes utilizó en una ocasión el término sudoku. Una metáfora desafortunada si se interpreta como pereza ante la complejidad, pero feliz si apela a la necesaria inteligencia que implica resolverlo.

Las bases apuntadas ayer son un punto de partida positivo en este camino que indudablemente podría haber llegado antes, evitando el trámite inútil de una propuesta que hace unos meses recibió un sinfín de rechazos. Son, en todo caso, ambiciosas: incluyen una mayor cesión de impuestos; el compromiso de atender al impacto en los presupuestos autonómicos de leyes estatales (y a la inversa); el de hacer frente a los gastos de la Ley de Dependencia; el diseño de los consorcios de agencias tributarias; así como mecanismos de actualización anual y quinquenal. Y tratan de combinar la defensa de los territorios más "dinámicos" (mediante una nivelación parcial de los servicios esenciales y general de todos los restantes), a lo que se añade unos fondos de convergencia para la recuperación de las comunidades menos dinámicas, que parecen un trasunto de los europeos. Abarcan todos los problemas suscitados y de manera abierta porque el sistema es evolutivo, nunca se cierra definitivamente.

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Ahora bien, una valoración exacta requiere examinar datos esenciales como criterios de ponderación, porcentajes y cifras. Sin ellos, es imposible concluir si se satisfacen, y cómo, los objetivos planteados por Solbes. Unos objetivos que, asegura, van en la búsqueda de equidad y suficiencia en la financiación de las autonomías. Solbes insistió en la necesidad de incrementar la corresponsabilidad fiscal de las mismas. De hecho, si ahora el Estado aporta un 30% de fondos propios para la financiación, este porcentaje se reduciría al 10% para animar el esfuerzo fiscal de las comunidades y que no se deslizaran hacia una alegre política de gasto a cuenta del Estado. Esta reducción no ha de suponer merma en el sostenimiento del estado de bienestar en la medida que el Estado incremente la cuantía de los fondos que aporta.

Solbes insistió en su presentación en hacer los cálculos sobre las cuantías per cápita en lugar de territorializarlos para obviar el pugilato entre autonomías. Es vital que el modelo no suponga una merma en el bienestar básico de los ciudadanos, sea cual sea la riqueza del territorio, pero también que no se penalice el crecimiento de las zonas más dinámicas.

Ante esta propuesta, varios Gobiernos autónomos del PP han mostrado una inicial satisfacción, mientras que el partido ha anunciado que no apoyará el nuevo modelo. El argumento del PP de que el nuevo sistema mermará el dinero que llegue a las familias y a las empresas es falaz, porque la gestión de los Gobiernos autonómos también está orientada a estos colectivos.

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