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El hombre que valía cinco millones

En Belén de los Andaquies, una pequeña población en la cabecera del río Orteguaza, en el departamento del Caquetá, al sur de Colombia, nació hace 59 años Leónidas Vargas, el capo asesinado el jueves. Aunque formó parte de la baraja de narcotraficantes que en los 80 y los 90 puso en jaque al país, ya nadie se acordaba de él.

Pasó de ser un expendedor de carne en su pueblo a ser un poderoso señor -el rey del Caquetá o el Viejo, le llamaban-. Fue socio de Gonzalo Rodríguez Gacha El Mexicano, jefe militar del cártel de Medellín, comandado por el temido Pablo Escobar. Su vida, como la de todos los grandes mafiosos, está llena de extravagancias y episodios cinematográficos: en Florencia, capital de su departamento, mandó construir una pequeña réplica de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, y su villa de las afueras de Bogotá, que tenía una piscina con la forma de Caquetá, sirve ahora de escenario para el rodaje de series sobre narcotráfico. Su hija fue secuestrada, torturada y asesinada a mediados de 1990. Él mismo pasó un tiempo en poder de las FARC.

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Caquetá, en la Amazonia, era, en esa época, territorio de la guerrilla. Fue tiempo de pactos entre las FARC y el narcotráfico. Según la documentación que maneja la policía, Vargas, que estudió sólo tres años de escuela primaria, pagaba a las FARC con dinero, equipos de comunicaciones y armas la protección de laboratorios de coca, pistas clandestinas y cultivos. El Estado ofreció cinco millones de dólares por su cabeza.

Los pactos terminaron mal. El Mexicano fue asesinado y Vargas, en medio de las disputas, tuvo que abandonar Caquetá. En 1993 fue detenido mientras jugaba en un casino de la caribeña Cartagena. Después fue acusado de planear desde su celda atentados contra otros capos. Aunque le habían caído más de 40 años, en 2001 recobró la libertad por buena conducta.

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