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DE LAS PALABRAS A LOS HECHOS | Cambio en el Casa Blanca

El primero de cien días de vértigo

La crisis económica y el conflicto en Gaza, prioritarios en la agenda

Antonio Caño

Mientras Barack Obama pronunciaba su discurso en el Capitolio, un primer grupo de sus asesores comenzaba literalmente a tomar posiciones en los despachos de la Casa Blanca, conectar sus ordenadores, habilitar sus correos electrónicos y preparar los papeles que hoy mismo empezará a firmar el nuevo presidente en lo que será un arranque frenético del cambio.

Entre el ruido de los carpinteros y el desfile de decoradores que completaban la transformación del que fue hogar de los Bush en el hogar de los Obama, los nuevos responsables políticos redactaban las primeras órdenes presidenciales y los primeros mensajes al Congreso que serán hechos públicos esta semana.

Obama quiere imponer un estilo de Gobierno en el que predominen las decisiones de gran consenso bipartidista. Por esa razón, va a reservar el mecanismo del decreto para lo más urgente -la orden de cierre de Guantánamo está en esta categoría-, mientras que, probablemente, buscará respaldo parlamentario para todo aquello que pueda y merezca esperar un tiempo para la negociación, como es el caso de la investigación con células madre embrionarias.

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Ésos son algunos de los asuntos que Obama va a encontrar hoy sobre su mesa del Despacho Oval. Pero los dos grandes temas que van a consumir la mayor parte del tiempo durante los primeros meses de la nueva Administración serán, por este orden, la crisis económica y el repliegue de Irak.

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El presidente va a abordar hoy ambos asuntos en sendas reuniones con sus equipos económico -el secretario del Tesoro, Tim Geithner, está aún pendiente de la confirmación por parte del Senado- y de seguridad. A estos últimos les va a dar la orden de poner en marcha el dispositivo que permita la salida de las tropas de Irak en un plazo de 16 meses, siempre que las circunstancias lo permitan.

Con los responsables de la economía, Obama va a dar los primeros pasos para la aprobación por el Congreso de un plan de estímulo calculado en 825.000 millones de dólares (627.000 millones de euros). No va a ser una negociación fácil. En el Capitolio hay, pese a la mayoría demócrata, serias reticencias a poner en manos del presidente tan gigantesca suma. Pero se confía en que la Casa Blanca obtendrá luz verde para esa cantidad u otra similar antes de mediados de febrero.

Obama va a ser el presidente con más dinero en su caja que se recuerda desde Roosevelt. Además de esos 825.000 millones que tiene previsto dedicar a alivios fiscales -unos 275.000 millones- e inversión pública en infraestructura -los 550.000 millones de dólares restantes- para promover el empleo y acelerar el crecimiento, esta Administración tiene también que decidir cómo gastar los 350.000 millones de dólares que quedan del paquete de rescate financiero que aprobó el otoño pasado el anterior Congreso.

También sobre ese último cheque pueden anunciarse decisiones a partir de hoy. En primer lugar, en relación con la transparencia del gasto. El Congreso está molesto por la forma algo opaca en que la anterior Administración empleó los 350.000 millones liberados primeramente y ahora, al aprobar la pasada semana la segunda remesa, ha exigido mayores garantías de que ésta servirá, no sólo para tapar los agujeros inmediatos de los bancos, sino para corregir de forma más profunda el problema de las hipotecas basura que provocaron toda esta hecatombe.

Obama va a compaginar una batería de decisiones en todos esos ámbitos con alguna iniciativa en relación con el conflicto en Gaza. Aunque no se ha filtrado nada hasta el momento, el presidente ha dicho en entrevistas en los últimos días que su equipo de política exterior está elaborando una propuesta que les permita involucrarse en la búsqueda de una solución "desde el primer día". El ex senador George Mitchel, de 75 años, el artífice del Acuerdo del Viernes Santo de 1998 que supuso el principio del fin del conflicto norirlandés, se perfilaba ayer como el enviado de Obama para Oriente Próximo, según The Washington Post.

Por las declaraciones que la nueva secretaria de Estado, Hillary Clinton, hizo en el Senado durante el debate para su confirmación puede deducirse que esa propuesta incluye en una fase muy temprana el diálogo con Siria e Irán. Antes, la nueva Administración tendrá que ofrecer garantías a Israel de que todo se hace en beneficio de la seguridad de ese Estado, y no sería extraño que Clinton ponga rumbo a la región en sus primeros días de trabajo.

Obama va a buscar el apoyo de Israel y, en efecto, va a intentar consensos siempre que sea posible. Pero en este periodo de transición, en el que formó su Gabinete en un tiempo récord, ha demostrado también que sabe tomar decisiones con rapidez y que no le gusta que el paso del tiempo termine pudriendo las cosas. Preparémonos, pues, para cien días de vértigo.

Obama firma uno de sus primeros documentos como presidente ante miembros del Congreso en el Capitolio.
Obama firma uno de sus primeros documentos como presidente ante miembros del Congreso en el Capitolio.AP

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