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El viento desata el fuego

"Me quedé y por eso mi casa no ardió"

Un afectado eludió la orden de desalojo y con mangueras evitó daños a vecinos

Todo ocurrió muy rápido. La fuerza con la que soplaba el viento (con rachas de 130 kilómetros a la hora) se encargó de propagar las brasas que iban saltando de un extremo a otro. En cuestión de minutos la tragedia llamó a la puerta de sus casas. Y la mayoría echaron a correr.

Bienvenida Escudero, que vive en el chalé 21 de la urbanización Nou Espai, recordaba ayer cómo su hijo cuando se levantó salió a la calle, vio humo lejos y "en un momento el fuego se plantó aquí". Ahora la pequeña vivienda unifamiliar en la que viven desde hace seis años tiene el baño, dormitorio y terraza totalmente calcinados. "Anoche la pasé en casa de un hijo, pero tendré que buscar otro sitio donde vivir hasta que arreglen esto, y a ver el seguro qué dice", admitía ayer resignada esta afectada mientras contemplaba su jardín arrasado por las llamas. "Hasta las cinco de las tarde no vinieron los bomberos, tuvieron mucho trabajo pero aquí nos sentimos desatendidos y abandonados", recriminaba la vecina. Ella fue una de las miles de personas que fueron evacuadas el sábado por la tarde de las 14 urbanizaciones residenciales de La Nucia amenazadas por las llamas del feroz incendió que afectó a unas mil hectáreas de monte de los términos municipales de La Nucia, Finestrat, Benidorm, L'Alfàs del Pi y Polop. Al final, sólo hay que lamentar, afortunadamente, daños materiales en cuatro o cinco viviendas cuyos jardines, terrazas y algunas habitaciones quedaron calcinadas. Pero el susto y la angustia de lo que pasaron no se olvidan.

"Anoche la pasé en casa de mi hijo, pero tendré que buscar otro sitio"
"A mí tenían que detenerme para sacarme de aquí", replicó un vecino
Sólo 68 ancianos y 14 vecinos pidieron asistencia social en el albergue
"Preferimos pecar por exceso", admite el consejero de Gobernación
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El fuego calcina en dos días más de 1.100 hectáreas

Pero mientras todos huyeron, Antonio Lora, de 30 años, quiso convertirse en héroe y desafiar a las llamas. Este vecino, aunque fue desalojado por la Policía Local, decidió por su cuenta y riesgo a los diez minutos dar media vuelta. "Regresé para salvar mi casa, si no ahora no estaría así". Con los ojos enrojecidos por el humo, y recuperándose de las arcadas matinales, recordaba cómo con otros tres familiares y amigos optaron por coger todas las mangueras disponibles para plantar cara al fuego. "A mí me tenían que detener para sacarme de aquí, gracias a que nos quedamos mi casa y las de los vecinos se han salvado", aseguraba satisfecho pese a reconocer el riesgo y la imprudencia a la que se había sometido. "La Policía sólo decía a la gente que se fuera en vez de coger mangueras", recriminaba este joven que logró sofocar las llamas del colchón de la casa de su vecina y mitigar las llamas del jardín de otro vecino. "El fuego iba saltando de un lado para otro, esa palmera que está lejos se chamuscó", aseguraba su novia. "Esto era un caos, como pudimos nos tapamos la boca con la ropa y empezamos a regarlo todo", explica Antonio Lora que logró evitar que las llamas alcanzaran el interior de su vivienda.

El incendio sorprendió a todos por igual, y lo peor fue el denso humo. "No veíamos nada, cogí a la perra y salí corriendo", recordaba Alan Sánchez, un joven de 18 años de la misma urbanización. Junto a él, Malte Mater, otro vecino de 16 años, explica que "el humo era asfixiante y el calor horrible".

Varios factores confluyeron y permitieron que la tragedia no alcanzara mayores consecuencias. La fundamental fue que el pronóstico del tiempo falló, no hizo tanto viento como se esperaba, rachas superiores a 100 kilómetros. A partir de las cuatro de la mañana bajó a 20 ó 30 kilómetros, y los efectivos pudieron intervenir con mayor eficacia. Otro factor importante que ha contribuido son las abundantes precipitaciones registradas el año pasado. Más de 600 litros de lluvia son muchos más que los 460 registrados en 2007, con lo cual la masa forestal estaba muy verde. Y también influyó el amplio despliegue de efectivos, integrado por casi mil personas que permitió que a las siete de la mañana de ayer domingo no quedaran llamas.

Otro de los escenarios afectados fue la residencia geriátrica Vistabella cuyos 68 ancianos fueron evacuados al albergue provisional habilitado por la Cruz Roja. "Fue terrible, teníamos miedo y nos llevaron a tres sitios diferentes", recordaba ayer una holandesa de 85 años mientras contemplaba cómo las llamas habían alcanzado el jardín de esta residencia de lujo. Al igual que ellos, el resto de evacuados fueron regresando a sus casas el sábado por la noche.

El amplio dispositivo de emergencia (hospital de campaña, pabellón de deportes y casa de cultura) no hizo falta. Según Emergencias de la Generalitat sólo 14 personas de diferentes chalés evacuados solicitaron a lo largo de toda la noche algún tipo de servicio. "Preferimos pecar por exceso que no por defecto", admitió el consejero de Gobernación, Serafín Castellano. Al cuestionarle si no fue excesivo desalojar 14 urbanizaciones y cifrar en 14.000 las personas evacuadas, dijo que: "Esa es potencialmente la gente que puede estar allí, pero lógicamente fueron muchos menos los que abandonaron por precaución sus hogares", admitió el consejero durante la rueda de prensa en el Puesto de Mando Avanzado (PMA) instalado en la nueva sede de la Policía Local de La Nucia. El alcalde de esta localidad, Bernabé Cano, explicó que sobre las once de la noche del sábado la "mayoría" de los vecinos evacuados que quisieron regresaron a sus casas. El Ayuntamiento evaluará a partir de hoy los daños del fuego y el viento en jardines, viviendas y coches.

Enseres calcinados en una vivienda de la urbanización Nou Espai de La Nucia, afectada por el incendio que el sábado provocó la caída de una torre eléctrica.
Enseres calcinados en una vivienda de la urbanización Nou Espai de La Nucia, afectada por el incendio que el sábado provocó la caída de una torre eléctrica.ROSA FUSTER

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