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Ford reduce a 12 días la fabricación en febrero tras lanzar el Fiesta

La decisión aboca a la factoría a un nuevo expediente de empleo

Ignacio Zafra

La cruda realidad de la crisis se impone a las previsiones. La planta de Ford en Almussafes anunció ayer que permanecerá cerrada ocho días laborables en febrero: los tres primeros viernes y la última semana del mes. En otras palabras: abrirá 12 días una semana y media después de lanzar el nuevo modelo de Fiesta, el vehículo llamado a consolidar la carga de trabajo de la fábrica. Los días de inactividad se enmarcan en el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en vigor. Pero prácticamente lo agotan. La multinacional solicitó 16 días de paro entre enero y junio de 2009. Cuando acabe febrero sólo quedarán cuatro, lo que aboca a la factoría a un nuevo expediente de regulación. La compañía admitió ayer que las previsiones contemplan un hundimiento del 50% de las ventas en Reino Unido este año. Y las previsiones en el resto de Europa "tampoco son halagüeñas". Ocho de cada 10 coches fabricados en Almussafes se destinan a la exportación.

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Gonzalo Pino, secretario general de UGT en la planta, afirmó que, salvo milagro, empresa y trabajadores tendrán que volver a sentarse en las próximas semanas para acordar "nuevas medidas". UGT, sindicato mayoritario en la fábrica, apostó por los expedientes de regulación de jornada temporales (como el que está ahora en curso), un "mal menor" que evita la destrucción de puestos de trabajo de forma definitiva.

La multinacional desvinculó la concentración de paros en febrero del lanzamiento del Fiesta, ya que el efecto del nuevo modelo en el conjunto de la producción todavía es "mínimo": solo fabrica 120 unidades diarias, frente a un millar de Focus.Miquel Rosaleny, secretario general de CC OO en la factoría de Almussafes, señaló que la compañía dio prácticamente por descontado que solicitará "por lo menos" un nuevo ERE temporal después de revisar a la baja las unidades a fabricar en 2009, que habrían pasado de 315.000 a 283.500. La dirección no confirmó las previsiones debido a la incertidumbre que pesa sobre el mercado. "Esto cambia constantemente", dijo un portavoz.

El análisis de UGT, que firmó hace dos años un acuerdo con la dirección de Ford en Europa para garantizar el futuro de la planta a medio plazo, fue más allá. La crisis ha puesto en evidencia, señaló Gonzalo Pino, que los cálculos de la industria del automóvil en relación con la venta de coches en Europa (los cuales justificaron la apertura de nuevas fábricas, especialmente en el Este de Europa) estaban sobredimensionados.

Ni siquiera cuando la crisis amaine las compras de vehículos alcanzarán los 1,8 millones de unidades en el continente que la compañía de Detroit estimó hace solo dos años, afirmó Pino, que añadió: "En vez de limitarse a pedir ayudas públicas a los Gobiernos, todas las empresas del sector, no solo Ford, tienen que mover ficha y emprender una reestructuración".

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Dicho de otra forma, la industria automovilística debería afrontar el cierre de algunas de las plantas en Europa para garantizar la viabilidad y "las condiciones laborales y salariales" de las que se mantengan, opinó el secretario general de UGT.

Uno o cinco años

"La situación muy, muy compleja" que atraviesan la economía y el sector, y el horizonte de esa reestructuración aconsejan, siguió Pino, que la plantilla de Almussafes apueste por firmar un nuevo convenio para cinco años, tal y como defiende su sindicato. Una duración que no comparten ni la dirección ni los sindicatos minoritarios, que han planteado que el convenio tenga un solo año de vigencia.

UGT considera el acuerdo a medio plazo como la mejor "protección" frente a los duros tiempos que se avecinan. CC OO cree, por el contrario, que firmar a cinco años en un contexto tan negativo perjudicará a los trabajadores "cuando dentro de un año, o algo más, la crisis haya pasado. Por ejemplo con la renuncia a que no haya subidas salariales por encima del IPC durante la vigencia del convenio que acepta UGT".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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