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Reportaje:

"Me costó entender a Chaparro"

Emaná cuenta cómo superó su encontronazo con el técnico del Betis, que hoy se juega ante el Mallorca seguir en la Copa

Los 100 días de gracia que se les concede a los presidentes de Gobierno al inicio de las legislaturas suelen reducirse a la mitad cuando se trata de futbolistas recién aterrizados. Su rendimiento debe llegar al máximo en el menor tiempo y, a poder ser, sin traumas ni problemas. Emaná lo sintió en su propia piel "nada más llegar al Betis" tras ejercer de líder en el Toulouse, en el que jugó siete temporadas. Pero ahora, a mitad del curso, el camerunés se siente satisfecho: "Empecé un poco flojito porque acababa de llegar, pero ya me encuentro muy bien". Convertido en puntal verdiblanco, el técnico, Paco Chaparro, confía en él para dirigir hoy (21.00, PPV) la remontada en la Copa ante el Mallorca (1-0 en la ida) en Sevilla.

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La puesta a punto de Emaná estuvo salpicada de pequeños obstáculos. Su personalidad le llevó a tener un incidente con Chaparro que se subsanó gracias a la intervención de Carmelo del Pozo, el preparador físico. "Cada uno tiene su carácter y a mí hay algunas cosas que me gustan y otras que no", dice Emaná, que explica las razones de aquel encontronazo: "El míster puede decir que espera mucho de mí, pero, si no me dice qué, no lo puedo adivinar". Cuestión de palabras. Y de idioma. Otras de las cosas a las que ha tenido que hacer frente. "El español lo conocía porque ya había estado en el Valencia. Pero me ha costado un poco entender el acento andaluz. Al míster, antes, no le entendía porque habla muy rápido, pero ahora sí", cuenta entre risas.

Tras 22 partidos (18 en la Liga y cuatro en la Copa), el centrocampista se ha adaptado a la ciudad y al estilo de juego del Betis. "Estoy cogiendo el ritmo de la Liga, que es lo que me faltaba. En Francia podía hacer lo que quería con mi físico. La gente te sigue a ti, pero aquí los jugadores siguen la pelota". Asegura que en el Toulouse, ciudad en la que reside su familia y donde él sigue teniendo una casa, sus 1,80 metros y 82 kilos, puro músculo, le servían de muro de contención; "También porque allí se juega más defensivamente".

En el Betis ha destapado su faceta goleadora (siete tantos en la Liga y uno en la Copa). "Estoy muy contento de marcar, pero no es mi tarea. De eso se tienen que encargar Sergio y Pavone. Si los centrocampistas podemos ayudar, lo hacemos. En Francia me quedaba más en la defensa, pero ahora me pido ir más adelante".

Rechaza sentirse indispensable en el círculo central: "Hay otros jugadores que tienen calidad de sobra para hacer ese trabajo". Cuando se le pregunta si el Betis necesita refuerzos para remontar el vuelo en la Liga (es 16º, con 21 puntos, a cuatro del descenso), escurre el bulto: "A mí no me corresponde hablar de eso. Lo que yo sé es que el míster me ha dado la confianza de jugar y sigo trabajando para merecer un sitio cada fin de semana". Aunque se atreve a pronosticar el futuro: "Cuando un equipo empieza mal, sé que acabará muy bien. Tenemos mucha confianza en nosotros".

Emaná (a la izquierda) celebra con Mark González un gol.
Emaná (a la izquierda) celebra con Mark González un gol.EFE

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