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Avalancha, pero de coordinación

La nevada prevista apenas afectó a la circulación

Elsa Granda

El día amaneció con decenas de máquinas quitanieves atrincheradas en los arcenes. Las previsiones anunciaban hasta 20 centímetros de nieve en la sierra y tres en la capital. La tercera jornada de pasión sobre el asfalto parecía estar servida. Pero las previsiones no se cumplieron. Nadie se quejó esta vez.

El Centro de Gestión de Tráfico parecía a las ocho de la mañana un cónclave de seguridad vial. La mañana nacía tranquila. Pero en sólo 15 minutos los copos comenzaron a caer con intensidad en la zona de la sierra, Colmenar, la A-1 y la A-2. Cada cual improvisaba sus predicciones. "No son nubes compactas, y eso quiere decir que puede ser una tormenta pasajera", aventuraba José Luis Chica, responsable del centro. La lluvia de llamadas de los medios para conocer el estado de las carreteras fue entonces directamente proporcional a la intensidad de la tormenta, que no llegó a bloquear ninguno de los accesos a la ciudad. Justo cuando la nieve amenazaba a 30 kilómetros de la capital, los teléfonos se desbocaron. "Si llega a caer a las siete, fastidia la hora punta", comentaba Anselmo Mancebo, entre llamada y llamada, cuando a las nueve y media ya se sabía que no habría caos. Muchos madrileños decidieron dejar el coche en casa: hubo entre un 3% y un 6% menos de accesos a la ciudad.

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No faltaba nadie

Para evitar episodios como el del domingo o como el temido 9 de enero, ayer en la sede de Tráfico no faltaba nadie. Además del personal habitual, que incluye a un comandante de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, varios ojos seguían atentos las decenas de pantallas de la sala en la que se recogen las imágenes de todas las cámaras instaladas en las carreteras.

A primera hora, ya habían llegado los enlaces de la Policía Municipal; también un delegado de las autopistas de peaje, para, si la situación se complicaba, ordenar la apertura de las barreras. En la sala, un hombre no quitaba ojo a los movimientos de vehículos. Era el emisario del Ayuntamiento de Madrid. También seguía de cerca la evolución de la hora punta un enlace de la demarcación de carreteras, encargado de coordinar los trabajos de las quitanieves.

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