Calor letal
Cuando el calor supera los 36,7 grados del cuerpo humano, éste ajusta las constantes -ritmo cardiaco y respiratorio, diámetro de venas...- para mantener su temperatura. "Pero si la diferencia es muy grande, desde los 44 o 45 grados, los ajustes pueden fracasar y la temperatura corporal se dispara. Se altera la consciencia y los órganos empiezan a sufrir daños", dice Pedro Villarroel, jefe de urgencias del hospital Clínico de Madrid. Es el golpe de calor, que evoluciona en un fallo multiorgánico, "mortal la mayoría de las veces si no se logra bajar de inmediato la temperatura del cuerpo". Para evitarlo, hay que quedarse en los espacios menos calurosos, hidratarse y evitar todo esfuerzo físico.
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