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Palabras dignas

Uno de los obstáculos tradicionales en los debates sobre la muerte digna está en definir de qué se está hablando. El término eutanasia (etimológicamente, buena muerte en griego) ha quedado superado por los avances científicos y las modificaciones legales. Por eso el ministro de Sanidad, Bernat Soria, al ser confirmado en su cargo tras las últimas elecciones, declaró a este periódico que su intención era regular el suicidio asistido. Los términos que intervienen en el debate son los siguientes:

- Eutanasia pasiva. La denominación ha sido superada en España por la Ley de Autonomía del Paciente de 2002, que establece el derecho de un paciente (o sus representantes) a renunciar a cualquier tratamiento médico. El objetivo es acabar con la obstinación terapéutica, práctica que ya ni la Iglesia católica acepta. El propio Juan Pablo II renunció, al final de su agonía, a ser ingresado de nuevo en la clínica Gemelli si el tratamiento que iba a recibir no le iba a curar.

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- Autonomía del paciente. La posibilidad de negarse a recibir un tratamiento no se aplica sólo a casos de agonía. Una persona puede rechazar el tratamiento, siempre que se le informe de las consecuencias de sus actos y no sufra depresión o esté incapacitada.

- Suicidio asistido. En España ayudar a morir está castigado por el Código Penal, aunque se considera que si la persona lo pide y está en situación desesperada se pueden aplicar atenuantes al colaborador necesario, que no tendría que ir a la cárcel.

- Suicidio médicamente asistido. Es la solución ideal para muchos expertos: los profesionales facilitan su conocimiento y los medios para que una persona -si quiere- beba o se inyecte fármacos para poner fin a su vida.

- Eutanasia activa (o eutanasia a secas). Una persona que no es el paciente suministra al enfermo la combinación de medicamentos para acabar con su vida. Puede realizarlo un médico o no. En cualquier caso, se consideraría un homicidio. El debate no se centra en esta situación ya que en la mayoría de los casos bastaría con facilitar a la persona los fármacos (caso Madeleine) o retirarle un tratamiento (Inmaculada Echevarría). Si una persona está completamente inconsciente y en coma, bastaría con retirarle el alimento o la hidratación, como ha pasado con Eluana, y no habría que llegar al caso de aplicar una eutanasia.

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