Émile Friant
Émile Friant (1863-1932)
Sombras marcadas (1891), óleo
Museo de Orsay, París
Merece la pena rescatar del olvido a este petit maître francés, que tuvo su momento de éxito justo en el cambio de siglo, no sólo porque alcanzó un nivel de calidad técnica bastante aceptable (dentro, eso sí, de un naturalismo burgués algo seco y trasnochado), sino porque de vez en cuando era capaz de realizar una imagen vigorosa como la del cuadro Sombras marcadas, donde logra una síntesis entre el convencionalismo doméstico de una pareja y todo el inquietante trasfondo que se esconde en los interiores de la vida cotidiana. Lo hace además tan sólo exagerando la proyección diagonal de las sombras del hombre y la mujer al estar violentamente enfocados desde la parte inferior izquierda del cuadro. No sabemos si la intención de este antiguo discípulo de Cabanel era simplemente demostrar su virtuosismo técnico mediante esta diablura sombría, evidentemente muy vinculada con la fotografía, o quizá dar, en efecto, un toque más crítico y siniestro, pero desde una perspectiva a lo Zola. En cualquier caso, es un cuadro que sobrevive y, sobre todo, nos proporciona un ejemplo de lo que podríamos denominar una visión positivista de la sombra.