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Elecciones 1-M

Despertar vocaciones

Nuevos centros como el Nanogune y los BERC, investigadores brillantes con experiencia en las universidades más destacados del mundo atraídos a través del programa Ikerbasque, una candidatura para liderar la que será la fuente de neutrones más potente del planeta, por encima de las de Japón y Estados Unidos,... Euskadi puede presumir de estar atrayendo a personal y proyectos de élite. "Además de construir desde arriba, con proyectos elitistas, hace falta construir desde abajo, alimentar la base del sistema", subraya el catedrático en Econometría Javier Fernández-Macho. En esa base persisten serias deficiencias.

Una de las más importantes es la escasez de nuevo alumnado en las carreras universitarias más vinculadas a la investigación científica. El número de estudiantes matriculados en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV ha caído de 5.300 a 2.300 en los últimos diez años. La Facultad de Ciencias Químicas de San Sebastián ha pasado en ese mismo periodo de contar con 920 a 262. Gran parte es achacable al descenso demográfico, pero lo cierto es que las escuelas técnicas mantienen el tipo: la de Ingeniería de San Mamés apenas ha perdido mil estudiantes matriculados, y la Politécnica de San Sebastián incluso tiene más alumnos que en 1998.

Los estudiantes de Ciencia y Tecnología han caído de 5.300 a 2.300 en diez años

Casi todos los partidos se preocupan por la escasez de vocaciones científicas y se comprometen a aumentar las actividades de divulgación para que la investigación resulte más atractiva. "Hay que explicar que la ciencia y la tecnología son un activo fundamental para la sociedad. Tenemos que proponer otros modelos de éxito, porque en la actualidad se prima el ligado a la empresa y la industria", reflexiona Guillermo Dorronsoro, de Innobasque.

La idea de que el salario dependa de obtener o no una beca o de que para vivir de la ciencia haya que salir al extranjero no ayuda a que ese modelo de éxito sea creible. Despertar vocaciones científicas implica subsanar el otro gran problema: las condiciones laborales de los jóvenes investigadores. Los científicos reclaman dignificar la figura del profesor universitario, crear más puestos de investigador sin carga docente y mejorar las condiciones salariales. "Hay que poner recursos para que los jóvenes investigadores no sientan que el camino elegido no tiene salida. Están muy quemados, pues ven que después de años para doctorarse no van a terminar trabajando en un centro de investigación", lamenta el investigador de la UPV Juan Ramón González Velasco.

Los esfuerzos por acercar la ciencia a la sociedad permitirían también aumentar las inversiones en I+D+i en tiempos de crisis. "La ciudadanía no acaba de entender que haya que incrementar el esfuerzo en ciencia y tecnología. A los agentes privados les tiembla el pulso al invertir más y reclamar más inversión a los políticos", resalta el responsable de Innobasque. Por ello, considera prioritario lograr esa conexión entre investigación y ciudadanía, y cree que las empresas y la sociedad civil tienen que poner de su parte para que el Gobierno "no sea el único que tire del carro".

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