Vuelco electoral
La gran mayoría de sondeos y análisis políticos previos a la celebración de los comicios gallegos del pasado domingo estimaban una participación en Galicia entre dos y tres puntos por debajo de la de hace cuatro años. La perceptible menor movilización del electorado gallego dejaba la puerta abierta a un hecho que, a primeros de año, sólo los más optimistas del PP creían factible: recuperar la mayoría absoluta perdida en 2005 con Fraga como candidato. El llamamiento a los electores para acudir masivamente a las urnas de los principales líderes, tanto del PSdeG como del BNG, intentaba contrarrestar la máxima según la cual a mayor abstención, mayor beneficio electoral del partido en la oposición.
Los resultados han puesto en tela de juicio este aforismo: con una participación récord en unas elecciones autonómicas en Galicia, el PP ha logrado un escaño más de los necesarios para gobernar en solitario (los sondeos más optimistas lo situaban en el límite justo de la mayoría absoluta). A la espera de los sondeos poselectorales que ayuden a interpretar mejor estos resultados, pueden esbozarse algunas de las circunstancias que han propiciado el vuelco.
Por un lado, la dispar campaña desarrollada por los tres principales partidos. La victoria que la mayoría de los sondeos otorgaba a la actual coalición gobernante parece haber ejercido un efecto sedante sobre la campaña que ha terminado por afectar a sus respectivos electorados. Frente a esta campaña de baja intensidad de socialistas y nacionalistas, la del Partido Popular, más decidida, se ha visto reforzada por el apoyo de su líder nacional, Mariano Rajoy, que ha hecho gala de su galleguismo españolista (no hay que olvidar que, según el sondeo de Metroscopia para este diario, el 64% de los gallegos se siente tan gallego como español).
Por otro lado, la mayor fidelidad de voto del electorado popular, detectado ya en los sondeos, se ha materializado en las urnas: quienes en 2005 dieron su voto a Fraga han seguido confiando en Núñez Feijóo. Por el contrario, los dos partidos que conforman el Gobierno autónomo han perdido, conjuntamente, más de 100.000 electores. Finalmente, la crisis económica es otro de los factores que han influido en el resultado: dos de cada tres gallegos calificaban negativamente (muy mala o mala) la situación económica de su comunidad, según el sondeo de Metroscopia. Ante una situación de crisis como la actual, la repercusión afecta más a quien gobierna que a quien se encuentra en la oposición.
José Pablo Ferrándiz es director de Estudios de Metroscopia
