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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un precedente valioso

La unión de Unicaja y CCM avala las fusiones interregionales, necesarias contra la crisis

El acuerdo de principio para la fusión de Unicaja y la Caja de Castilla-La Mancha (CCM) es una decisión de gran alcance político y económico, con una dimensión pedagógica que va un poco más allá del tratamiento de choque contra la crisis financiera. La fusión es, en primera instancia, una respuesta a las graves dificultades en el ámbito de la morosidad y del deterioro de los recursos propios que afectan sobre todo a la entidad castellano-manchega. La caja resultante contará con unos activos próximos a los 60.000 millones de euros y se constituirá en una de las cinco primeras cajas españolas, con casi 1.500 oficinas en 30 provincias.

La fusión permitirá afrontar con más facilidad los problemas de morosidad y de deterioro de los recursos propios, aunque, por sí misma, no los resolverá. La ventaja evidente de esta fusión es que, por el momento, es la opción menos costosa para el contribuyente. Introduce, además, una novedad que es de justicia destacar. Se trata de una fusión entre cajas de autonomías distintas. Las fuerzas políticas que dominan ambas cajas han sido capaces de renunciar a los particularismos autonómicos para tomar una decisión inteligente y provechosa para ambas entidades. El grado de urgencia en afrontar las dificultades de morosidad y recursos propios han jugado un papel decisivo en la fusión; pero las fronteras autonómicas no son fáciles de romper ni siquiera en casos de necesidad y, en todo caso, el acuerdo Unicaja-CCM es un precedente valioso para los tiempos difíciles que se avecinan.

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Porque los efectos destructivos de la crisis también llegarán a España. La solvencia de las entidades españolas se verá irremediablemente atacada por la prolongación de la crisis: más desempleo durante más tiempo producirá una escalada de la morosidad que acabará por minar los recursos propios de bancos y cajas. Las familias con varios o todos sus miembros en paro no pueden pagar las hipotecas. Por eso es tan necesario que el Gobierno incentive las fusiones entre cajas y bancos medianos, que el Banco de España apoye estas concentraciones, que los partidos políticos no las obstaculicen -en particular, el PP, que debería ser más consciente de las dificultades de las cajas, puesto que gobierna en varias comunidades- y que las fuerzas vivas autonómicas renuncien al localismo casi tribal de una caja por comunidad. La tarea es compleja, pero quizá la necesidad ayude a convertirla en virtud.

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