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La crisis empeora
Columna
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El perfil de la crisis

José Luis Leal

La publicación, hace unos días, de los datos de la Contabilidad Nacional referidos al último trimestre del pasado año nos permite hacernos una idea del perfil de la crisis actual y del difícil camino que se presenta ante nosotros.

El PIB, según estos datos, cayó en el cuarto trimestre de 2008 un 1% en relación con el tercer trimestre, lo que en tasa anual equivale a un 4,1%. A pesar de la importancia de la caída, ésta fue bastante menor que la registrada, en promedio, en la Unión Europea, donde el retroceso fue de 1,5 puntos (6,1% en tasa anual). Es posible que la corrección de la tendencia cíclica que realiza el INE suavice ligeramente la evolución de la actividad, tanto al alza como a la baja. Aún así, la caída sigue siendo importante aunque menor que la de nuestros vecinos, y ello a pesar del hundimiento de la construcción.

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La explicación de esta aparente paradoja se encuentra en el fuerte impulso anticíclico de la política presupuestaria, mucho más intenso que en la mayoría de los países de la Unión Europea. La reciente publicación de las cuentas de las Administraciones Públicas nos indica que pasamos de un excedente del 2,2% del PIB en 2007 a un déficit del 3,8% en 2008, lo que corresponde a un impulso del 6% del PIB. De esta cifra, cuatro puntos correspondieron al Estado y dos al resto de Administraciones Públicas.

En realidad, el paso del excedente al déficit se debe más al descenso de la recaudación que al aumento del gasto, lo que explica, en cierta medida, que los efectos multiplicadores del impulso fiscal no fueran tan elevados como en otros países. Como no tenemos aún el detalle de las cuentas para el conjunto de las Administraciones, hemos de referirnos al Estado, cuyos ingresos cayeron en 30.100 millones en 2008 mientras que los gastos aumentaron en 13.700 millones.

El descenso de la recaudación se debió a acciones discrecionales, muchas de ellas, como los famosos 400 euros, decididas antes de las elecciones generales (y bastante antes, por tanto, del reconocimiento de la existencia de la crisis), y a la incidencia de la caída de la actividad sobre la imposición, tanto directa como indirecta. Por su parte, más de la mitad del aumento de los gastos se debió a transferencias del Estado al resto de las Administraciones, especialmente para gastos corrientes.

Por lo que se refiere al conjunto de las Administraciones Públicas, la comparación de los tres primeros trimestres de 2008 con el periodo correspondiente de 2007 refleja un fuerte aumento de las prestaciones sociales de algo más de 10.000 millones de euros, buena parte de ellas ligadas al aumento del desempleo, y una reducción de los ingresos de casi 15.000 millones de euros. La caída se centró en el Estado ya que las cotizaciones sociales aumentaron en 5.500 millones de euros.

El impulso del Estado y del resto de las Administraciones Públicas fue, pues, muy importante en 2008. El margen proporcionado por el excedente de las cuentas de las Administraciones Públicas en 2007 sirvió para frenar las consecuencias de la crisis pero, a finales del pasado año, el margen había desaparecido pues el déficit superó claramente el 3% del PIB establecido en Maastricht. Esta evolución explica la menor caída en el cuarto trimestre del PIB en España a pesar del derrumbe de la construcción, pero también ilumina con una luz inquietante las perspectivas para este año y el próximo.

Según el documento presentado por el Gobierno al anunciar el cierre del Presupuesto de 2008 hace unos días, se prevé para el año actual un impulso fiscal de 25.700 millones de euros equivalente a un 2,3% del PIB lo que, nos llevará a superar ampliamente el 6% de déficit total de las Administraciones Públicas. A pesar de ello, el PIB caerá dos puntos.

Nadie duda de la envergadura de la crisis actual y la pregunta que podemos hacernos es la siguiente: ¿conseguirá la economía iniciar la senda de la recuperación a finales de año? Si no es así, las perspectivas para 2010 serán bastante duras, pues no parece que podamos contar con nuevos, y sustanciales, aumentos del déficit público para sostener la coyuntura. Todo esto requeriría una explicación detallada por parte de las autoridades para asentar el diálogo social sobre una realidad que se anuncia difícil.

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