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Cambios en La Habana

Raúl Castro se refuerza con militares leales

El presidente cubano forma un Gobierno compacto para hacer frente a la crisis - Fidel Castro critica a los destituidos Pérez Roque y Lage por su "papel indigno"

Raúl Castro ha dado a conocer por primera vez su equipo, su verdadero equipo, y éste es un núcleo "compacto", con figuras emergentes y muy vinculadas al Ejército, sea como oficiales en activo o por estar muy cerca del entorno raulista. De hecho, los militares ocupan ya puestos clave en las empresas, corporaciones turísticas e industrias de los tipos más diversos. Ayer todo estaba en calma en La Habana. Apenas se oían comentarios en la calle de la larga lista de destituidos y sus reemplazos publicada por los dos diarios oficiales. En un país en el que los ministros duran décadas en sus cargos, ha sido uno de los reajustes más rotundos desde la revolución de 1959, por lo que muchos cubanos creen que puede ser el verdadero punto de partida del Gobierno del hermano de Fidel.

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Las tareas que tiene ante sí el presidente requieren de un equipo "cohesionado", no se cansan de repetir los hombres de confianza de régimen. Raúl Castro tiene por delante una galopante crisis económica externa y una lucha intestina no menos dura, con gran dificultad para aunar las corrientes dentro del aparato del partido. Hay dudas también sobre los que vislumbran una supuesta pugna de dirigentes reformistas, entre los que se cita a Carlos Lage, con los llamados talibanes (fundamentalistas), encabezados por Felipe Pérez Roque, sugiere Efe. La primera de estas facciones reclama cambios urgentes para que el factor Obama no les pille por sorpresa.

Hay un hecho obvio. Los cambios realizados el lunes por Raúl, con independencia de si Lage o Pérez Roque reaparecen después ocupando cargos relevantes, van todos en la línea de consolidar el raulismo y a las figuras con las que habrá que contar en el futuro. Durante dos décadas, el canciller cubano, Pérez Roque, y el secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, Lage, fueron pesos pesados del Gobierno de Fidel. Por eso, nadie hubiera dicho el lunes que Raúl Castro iba a prescindir de ellos.

Menos imaginable era que el sustituto de Lage en el cargo iba a ser el general José Amado Ricardo Guerra; otro militar en un Ejecutivo que ya añadió a su cúpula otros dos miembros de las Fuerzas Armadas el 19 de febrero, ambos como vicepresidentes de diferentes carteras.

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Fueron una decena los destituidos, y el golpe de mano de Raúl Castro sorprendió dentro y fuera de Cuba. Pero más dentro. En los 19 meses que ejerció de presidente interino y en el año que lleva como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl había trabajado con el equipo de su hermano, y apenas habían aflorado a la luz sus figuras de confianza. Fidel Castro negó ayer, en un artículo en la página cubadebate.cu, que la remodelación suponga sustituir a los "hombres de Fidel" por los "hombres de Raúl". "Los nuevos ministros que acaban de nombrarse fueron consultados conmigo", asegura.

Hasta hoy, Lage sigue siendo miembro del Buró Político del Partido Comunista y seguirá ocupando el cargo de vicepresidente del Consejo de Estado. De Pérez Roque, en cambio, nada se ha dicho, ni el puesto que pasará a ocupar ni ningún elogio de su trabajo. De ninguno de la decena de destituidos se explican las causas de por qué han sido forzados a salir del Gobierno. Ni siquiera hubo palabras bonitas de despedida. De hecho, Fidel Castro criticó, sin nombrarlos, a Lage y Pérez Roque, y aseguró que su destitución "no era en absoluto por ausencia de valor personal". La razón es que "la miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos".

Otto Rivero, uno de los vicepresidentes defenestrados, era desde hace tiempo un cadáver político. Se ocupaba de la Batalla de Ideas, concebida por Fidel Castro en 2000, cuando la lucha por la devolución del niño balsero Elián González. El programa cayó casi en el olvido con la enfermedad del comandante, y ahora las tareas de Rivero pasan al vicepresidente del Gobierno, el histórico Ramiro Valdés, "quien quedará encargado de su coordinación y control" teniendo en cuenta "que ha concluido el traspaso de los programas que atendía a los respectivos organismos inversionistas".

En lo que puede verse como la puntilla a estos programas fidelistas, que se ejecutaban a través de un gobierno paralelo con jóvenes como Otto Rivero o Hassan Pérez, el Ejecutivo de Raúl Castro deja claro que esa etapa de improvisación ya ha terminado. La sustitución de Pérez Roque por el hasta ahora vicecanciller, Bruno Rodríguez, con experiencia en la ONU, es interpretada por algunos como un movimiento con vistas a un posible diálogo con Washington, pero esta interpretación no es unánime, pues Pérez Roque tenía excelentes relaciones con algunos países europeos.

Rodríguez, sexto canciller de Cuba desde el triunfo de la revolución, estuvo 11 años en Nueva York -entre 1993 y 2004- y regresó convertido en viceministro. Su larga trayectoria en EE UU le ha servido para ganarse fama de diplomático curtido y gran conocedor de la política estadounidense en un momento en que la Administración de Barack Obama estudia suavizar el embargo que pesa sobre la isla desde 1962.

Un vendedor de prensa mira un ejemplar de <i>Gramma</i> con las fotos de los nuevos miembros del Gobierno cubano.
Un vendedor de prensa mira un ejemplar de Gramma con las fotos de los nuevos miembros del Gobierno cubano.REUTERS

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