_
_
_
_
_

La crisis también llega al 'top manta'

La caída del consumo y la policía hacen descender las ventas de los 'manteros'

Hasta hace unos meses era imposible pasearse por las céntricas calles de Barcelona sin hallar algún mantero vendiendo música y películas pirateadas o bolsos falsificados. Sin embargo, la crisis y el aumento de la presión policial han provocado que ésta sea cada vez una escena menos común. Los manteros, la mayoría inmigrantes sin papeles, afirman que las ventas han sufrido un descenso significativo. Quieren mejorar su situación y han empezado a organizarse.

Los manteros dicen que sin papeles la única salida que tienen es vender en la calle. "Si no quieren despenalizar el top manta, que nos den una solución, necesitamos trabajar para ganarnos la vida", afirma Mamadou Diagne, de 42 años. Mamadou es el fundador de la asociación Nómadas del Siglo 21, nacida en octubre de 2008, que lucha para mejorar la vida de los inmigrantes africanos. "He vivido situaciones que me hicieron pensar que tenía que abrir los ojos, porque si no hacemos algo y nos juntamos, no podremos conseguir nada", justifica.

"He perdido mucho tiempo aquí y no quiero volver a mi casa sin nada"
"Si no quieren despenalizar el 'top manta', que nos den una solución"
Más información
"No somos delincuentes, luchamos por sobrevivir"

Mamadou Diagne era profesor de inglés en Senegal. Hace dos años llegó a España porque pensó que su situación mejoraría y podría ayudar a su familia. Sin embargo, su vida en Barcelona no ha sido nada fácil. "Vivo en un piso de dos habitaciones con 16 personas más. En Senegal tenía mi propio apartamento", explica. Desde que llegó a Barcelona ha trabajado vendiendo CD y DVD en la calle, pero hace unas semanas lo dejó porque casi no sacaba nada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Son muchos los manteros que explican que a causa de la crisis la gente compra menos en el top manta. "Llevo tres semanas sin ganar nada. Hay meses que no gano ni 50 euros", dice el también senegalés Mustafá, de 35 años. Llegó a España en 2006 para ayudar a su familia, aunque ya hace cuatro meses que no les puede mandar dinero. Dice que la vida en Barcelona es muy dura, pero añade que no quiere regresar a su país con las manos vacías: "He perdido mucho tiempo aquí y no quiero volver a mi casa sin nada".

A pesar de que ahora los manteros venden mucho menos, otro senegalés de nombre Babacar ha vuelto a poner su manta. Babacar tiene 34 años y llegó a España hace seis porque su hermano estaba viviendo en Barcelona. Al principio se dedicó a vender CD y DVD en la calle, pero a los dos años obtuvo el permiso de residencia y empezó a trabajar en la construcción. Hace unos meses perdió su trabajo y, si bien intentó por todos los medios encontrar otro, no tuvo suerte y la única solución que vio fue volver a vender en la calle. "Estoy muy mal y pierdo el tiempo vendiendo porque la gente ya no compra", afirma.

Otro factor que ha provocado el descenso de las ventas de los manteros es el incremento de la presión policial. La mayoría de los vendedores ambulantes han sido detenidos por la policía alguna vez. Mamadou afirma: "Ahora hay más vigilancia, te pueden coger en cualquier momento". Actualmente hay 62 presos en España y más de 100 causas abiertas por reproducción, plagio o distribución de obras con autoría registrada, un delito para el que el Código Penal prevé penas de hasta dos años de prisión y multas de 150 a 3.000 euros. Las consecuencias de la actuación policial son visibles: por las calles de Barcelona cada vez se ven menos manteros.

Muchos se quejan del trato que les da la policía, según Mustafá. Mbaye, otro senegalés de 28 años que trabaja vendiendo chatarra, explica indignado una mala experiencia que tuvo con un policía de paisano. Cuenta que lo arrestó cuando no estaba vendiendo nada y tampoco llevaba mercancía encima. "Me detuvo porque buscaba a un chico que estaba vendiendo y se le había escapado. Estaba desesperado porque no me podía defender", sostiene Mbaye.

Sin embargo, todas las experiencias de los manteros con los cuerpos policiales no son negativas. Mamadou explica que una vez invitó a los policías que le habían detenido a una reunión de la asociación Nómadas del Siglo 21. Agentes de los Mossos d'Esquadra asistieron al encuentro para explicar las leyes españolas y los derechos de los inmigrantes, y se interesaron por los problemas de éstos. "Los policías son seres humanos, hay algunos que se pueden meter en tu piel, hay otros que van a aplicar la ley, les dan igual tus problemas. Depende de la persona", precisa Mamadou.

La vida de un mantero, como la de todas las personas que tienen que ganarse la vida en la calle, tiene más sombras que luces. Sin embargo, ante un presente adverso, no se quedan de brazos cruzados y han empezado a luchar para mejorar su realidad. Crean asociaciones como Nómadas del Siglo 21 y se reúnen para discutir su situación, proponer soluciones y reclamar unos derechos que, como inmigrantes sin papeles, les son negados. Su lucha tiene un claro propósito: el derecho a una subsistencia digna.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_