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Tribuna:coyuntura nacional | Economía global
Tribuna
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¿Deflación? No, gracias

El indicador estrella de la semana última ha sido el IPC de febrero, aunque también el INE publicó otro dato sumamente importante, la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL).

Febrero no suele ser un mes inflacionista. En los últimos cinco años la subida mensual media del IPC en este mes ha sido de una décima porcentual, la mitad del aumento medio mensual en el mismo periodo. Ello se debe principalmente a que los precios de los alimentos sin elaboración suelen bajar tras la subida de las fiestas navideñas y de Año Nuevo y a la prolongación del periodo de rebajas que se inicia en enero. Pero en este año la moderación fue mayor de lo habitual y de lo que habían previsto los modelos, ya que su aumento fue nulo. Ello propició que la tasa de inflación anual bajara por séptimo mes consecutivo, en esta ocasión en una décima porcentual, situándose en el 0,7%, la tasa más baja desde junio de 1969 [gráfico superior izquierdo].

Va a haber tasas negativas del IPC a partir de abril o mayo, pero ello no debe confundirse con deflación
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A la hora de explicar esta inflación desconocida por estos pagos, debemos apuntar dos factores fundamentales. El primero, que la inflación anual de los productos energéticos se ha situado desde noviembre último en tasa negativa debido a la brusca caída del precio del petróleo, alcanzando en febrero un -8,1% y restando a la inflación total ocho décimas porcentuales

[gráfico superior derecho]. El segundo es la profunda debilidad de la demanda de consumo, que explica que la inflación subyacente, es decir, la que se mueve más en función de factores propios de la economía española, se haya moderado mucho hasta una tasa anual del 1,6%, la más baja desde que empezó a elaborarse este indicador en 1976. Precisamente, la desviación a la baja del IPC en este mes respecto a las previsiones se centra en los alimentos elaborados, en los bienes industriales no energéticos y en los servicios, los tres componentes de la inflación subyacente, mientras que la variación mensual de los alimentos sin elaboración y de los productos energéticos ha sido superior a lo previsto.

La tasa anual del IPC armonizado con el resto de países europeos también bajó en febrero una décima, hasta el 0,7%. Dado que la media de la zona del euro se situó en el 1,2%, según el avance de Eurostat, el diferencial, ya negativo desde diciembre último, se ha ampliado hasta -0,5 puntos porcentuales [gráfico inferior izquierdo]. Ello podría tomarse como una mejora de la competitividad-precio de la economía española, pero no es el caso. Este diferencial negativo se debe a la mayor caída porcentual en España del componente de productos energéticos, por el mayor peso que tiene en el precio final la materia prima, el crudo de petróleo. Pero el diferencial de la inflación subyacente sigue siendo positivo, al menos hasta enero, aunque tiende a desaparecer.

Al incorporar los datos de febrero, las nuevas previsiones no cambian mucho, pero acentúan la tendencia a la baja respecto de las anteriores. Bajo la hipótesis de que los precios del petróleo se mantengan en los niveles actuales, la tasa interanual del IPC total podría descender al 0,3% en el mes en curso y entrar en zona negativa a partir de abril, donde permanecería hasta noviembre. En diciembre se situaría en el 1,1%. La media anual pasa ahora a ser negativa, -0,1%.

A la vista de la tendencia reciente de los precios y de las previsiones comentadas ha empezado a hablarse de deflación. Por supuesto que vamos a tener tasas negativas del IPC a partir de abril o mayo, pero ello no debe confundirse con el concepto de deflación que se utiliza en la teoría económica y que produce un círculo vicioso entre caída de los precios, retención del gasto a la espera de precios inferiores, caída de la producción y del empleo, etcétera. Para que se produzca una situación de deflación en este sentido tienen que darse dos condiciones: que la caída de los precios sea generalizada y que sea duradera en el tiempo, de tal forma que ello provoque un cambio en las expectativas a medio plazo sobre los precios en sentido descendente. Pero ninguna de las dos condiciones se da ahora. La caída de los precios no es generalizada, pues se centra en la energía y algunos productos industriales y las previsiones apuntan a que sea transitoria. No se ve peligro de momento, así que a disfrutar de la contención de los precios y de las ofertas.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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