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El Kremlin se rearma frente a la OTAN

El presidente ruso anuncia la modernización a gran escala de sus fuerzas nucleares

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, anunció ayer un ambicioso plan de rearme de sus Fuerzas Armadas, cuyo eje será la modernización de las fuerzas estratégicas nucleares para "elevar cualitativamente su capacidad de combate". Como justificación principal destacó una: "Prosiguen los intentos de expandir la infraestructura militar de la OTAN cerca de nuestras fronteras". Y añadió después otras dos en el discurso pronunciado ante altos cargos del Ministerio de Defensa reunidos en Moscú: "Las amenazas que conllevan las crisis locales y las del terrorismo internacional".

Estas declaraciones se producen a escasas dos semanas de su primer encuentro con el presidente de EE UU, Barack Obama, con el que tiene previsto reunirse en Londres el 1 de abril para analizar las perspectivas para la firma de un nuevo tratado de limitación de misiles balísticos.

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"Un Ejército moderno, bien adiestrado y pertrechado con novísimos armamentos será la garantía de la seguridad del país, de su defensa ante cualquier agresión potencial o intento de presión por medio de la fuerza". Se trata, según él, de una "condición básica para el desarrollo de Rusia, para el crecimiento de su economía y del bienestar del pueblo".

El líder ruso señaló que el año pasado lograron dotar de equipos modernos a una serie de unidades de las Fuerzas Armadas. Rusia gastará hasta 2011 casi 108.000 millones de euros en la compra de armas. Medvédev anunció que a partir de ese año, comenzará el "rearme a gran escala del Ejército y la Armada".

Las declaraciones de Medvédev son una prueba más de que no está dispuesto a sacrificar ninguna de las líneas políticas trazadas por su antecesor y protector, Vladímir Putin, que ahora es primer ministro de Rusia. Precisamente bajo la gestión de éste fue aprobado el plan de modernización de las Fuerzas Armadas, que en su tiempo calificó de "grandioso pero absolutamente realista".

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Entonces llovían los petrodólares y nada indicaba que el mundo (incluida Rusia) se hundiría en una grave crisis económica. Mantener los grandiosos planes exigiría invertir miles de millones de euros en la industria militar cuando existen otros sectores productivos que podrían ser más adecuados para reavivar la economía.

En los últimos seis meses, las reservas de divisas de Rusia han disminuido en más de 163.000 millones de euros y el Estado ha invertido además, según estiman los especialistas, 111.500 millones de euros como mínimo en evitar el desplome del sistema bancario ruso y paliar las consecuencias de la crisis. Rusia todavía cuenta con grandes reservas, tanto de divisas como de moneda nacional. El volumen de reservas internacionales era el 1 de marzo de 295.666 millones de euros; además, en los dos fondos en rublos, el de Reserva y el de Bienestar Nacional, el Kremlin tiene el equivalente a otros 175.327 millones de euros.

Las declaraciones de Medvédev no son un buen indicador antes del encuentro con Obama, en el que uno de los asuntos más importantes a discutir será el desarme; particularmente, la disminución de las armas atómicas. Pero ante el avance de la OTAN hacia el este y los planes de emplazar elementos del escudo nuclear estadounidense cerca de las fronteras rusas, Moscú parece no ver alternativas a la modernización de sus misiles. La tesis del Kremlin es que las armas nucleares modernizadas son las únicas disuasorias ante agresores potenciales.

La reforma militar anunciada por Putin prevé la disminución de los efectivos de las Fuerzas Armadas en unos 200.000 hombres para 2012, cuando éstos no deberán superar el millón. Y el número de oficiales deberá ser reducido a 150.000, es decir, a menos de la mitad de los actuales 355.000.

La modernización abarcará no sólo a las fuerzas nucleares, sino también a aviones, buques de superficie, submarinos, tanques y sistemas de defensa aérea.

Medvédev, en el cosmódromo de Plesetsk (norte de Rusia), desde donde se han lanzado misiles de largo alcance Topol en octubre pasado.
Medvédev, en el cosmódromo de Plesetsk (norte de Rusia), desde donde se han lanzado misiles de largo alcance Topol en octubre pasado.REUTERS

La guerra de Georgia encendió la alarma

La guerra de agosto en Georgia terminó con una clara victoria rusa sobre las tropas georgianas y la secesión de Osetia del Sur y Abjazia, aliadas de Moscú. Detrás de estos hechos, está la letra pequeña. Tanto el Kremlin como sus asesores militares la han leído con detalle.

"El conflicto es motivo de atención y es necesario sacar las conclusiones", reconoció ayer Medvédev en su discurso. Al tiempo que tuvo palabras de elogio para los soldados que allí combatieron, el presidente ruso reconoció que "el conflicto puso al desnudo nuestras deficiencias". Quedaron en evidencia "los problemas relacionados con el suministro de ciertos tipos de armamento y equipos de comunicación, y éstos exigen que reaccionemos inmediatamente" para subsanarlos, manifestó el dirigente ruso.

Según aseguró ayer el ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, el 90% del armamento del que dispone el Ejército es obsoleto. Contar con sólo un 10% de armas modernas es algo que los actuales dirigentes rusos no están dispuestos a tolerar y de ahí el ambicioso plan de rearme aprobado. El objetivo es elevar al 70% este porcentaje en 2020. También consideran que es necesario un cambio en algunos aspectos de la doctrina militar, para adecuarla al uso de herramientas más modernas.

Una de las importantes carencias del Ejército ruso, que notó especialmente en la guerra de agosto, son los aviones no pilotados. Los georgianos, aliados de la OTAN que contaban con armamento moderno, los utilizaron ampliamente. La primera medida que adoptó Moscú después de la guerra fue adquirir unidades de este tipo de aparatos. Su suministrador fue Israel, de donde también procedían los utilizados por las tropas de Tbilisi.

El vicejefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general Alexandr Aleshin, dijo a principios de año que la industria rusa tiene capacidad para fabricar este tipo de aviones, pero no antes de un plazo de cinco años. Este año el Ejército recibirá los modernos carros de combate T-90, así como nuevos aviones y helicópteros de ataque.

El cuarto Ejército más poderoso del mundo

- El ruso es el cuarto Ejército más numeroso del mundo, y está inmerso en un proceso de profesionalización. El gasto militar anual es del 3,9% del PIB (datos de 2005).

- Se prevé un recorte desde los 1,3 millones de soldados actuales hasta un millón en 2012, junto con la reducción de oficiales.

- Fuerzas estratégicas nucleares: 682 vehículos con capacidad de transporte que pueden llevar hasta 3.010 cargas nucleares.

- Fuerza naval: 67 submarinos (52 de ellos nucleares), 10 batiscafos, cinco cruceros armados con misiles y un portaaviones.

- Tanques: 18.900 carros de combate y blindados.

- Aviación: 2.800 aparatos en activo, entre aviones y helicópteros de combate. De ellos, 291 cazas MIG-29,

150 MIG-31 y 300 Su-27. No se conoce el número exacto de aviones no tripulados.

- El Ejército recibirá este año cientos de los modernos carros de combate T-90 y blindados de transporte, así como 100 cazas y helicópteros, entre ellos los nuevos Mi-28N (Havoc).

- El submarino nuclear de

la clase Boreal, con misiles intercontinentales Bulava, se halla en periodo de pruebas.

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