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La UE duplica las ayudas a las economías del Este

Bruselas ofrece hasta 50.000 millones en fondos para paliar la crisis

Las medidas económicas, a tenor del calado que va alcanzando la crisis, dominaron la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, celebrada durante dos días en Bruselas. Los líderes se esforzaron por enviar mensajes de confianza y solidaridad a los países del centro y este de Europa castigados por el deterioro de su balanza de pagos. En esta línea, la UE acordó duplicar, hasta llegar a la cifra de 50.000 millones, el límite máximo del mecanismo comunitario de ayuda financiera a la balanza de pagos.

Mirek Topolanek, primer ministro de la República Checa, que ostenta la presidencia de turno de la Unión, precisó que "el dinero se destina a los países que están especialmente golpeados por la crisis", y que no cuentan con el escudo protector del euro. A finales del año pasado, el Consejo Europeo acordó un primer aumento de estas ayudas hasta 25.000 millones. Los primeros beneficiarios han sido Hungría y Letonia con 6.500 y 3.100 millones de ayuda respectivamente. Rumania también ha solicitado apoyo.

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Aunque quedaba un remanente de 15.400 millones, Bruselas ha querido enviar un mensaje claro a los mercados para evitar tentaciones especulativas contra cualquier país que pudiera tener dificultades financieras.

La decisión se ha tomado en un clima de creciente preocupación por parte de algunos de los países del centro y este de Europa que se incorporaron a la UE en 2004. A principios de mes, Hungría presentó un programa de Integración y Estabilización Europeo que requería entre 160.000 y 190.000 millones de euros para toda la región. La UE y el Banco Mundial se anticiparon unos días con la concesión de préstamos de 24.500 millones de euros.

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En perspectiva, los líderes europeos aprobaron ayer una estrategia para estrechar los vínculos entre la Unión y seis vecinos y antiguos miembros de la extinta URSS que miran hacia Occidente, con la excepción de Bielorrusia, cuya afinidad con Moscú genera una relación conflictiva. En la llamada Asociación Oriental se ofrece a los seis países (Bielorrusia, Moldavia, Ucrania y las tres repúblicas caucásicas: Armenia, Azerbaiyán y Georgia) un apoyo financiero de 600 millones de euros hasta 2013 y difusas perspectivas de eliminación de visados, uno de los bienes tan preciados por aquellas poblaciones como temidos por los occidentales, recelosos de una invasión de mano de obra en tiempos de crisis.

El plan de acercamiento, que también busca reforzar la cooperación energética, ha sido patrocinado por la República Checa, Suecia y Polonia. Supone un contrapeso a los proyectos comunitarios de estrechar relaciones con los vecinos de la cuenca Mediterránea. La Asociación Oriental debe ser lanzada oficialmente en una cumbre de los Veintisiete con esos seis a celebrar el 7 de mayo en Praga.

Con el propósito de reforzar la posición europea en la próxima reunión de Londres del G-20, el Consejo Europeo propuso aumentar de forma significativa los recursos del FMI con el objetivo de alcanzar los 500.000 millones de dólares (370.000 millones de euros). Como apoyo específico frente a la crisis, los Estados miembros se mostraron dispuestos "a título voluntario, a prestar apoyo temporal a la capacidad de concesión de créditos del FMI en forma de un préstamo de 75.000 millones de euros".

La UE secunda así la iniciativa de Japón que ha comprometido unos 100.000 millones de dólares y pretende presionar a otras potencias como EE UU y China para que también incrementen su contribución. Alemania, que había mostrado reticencias, cambió con la condición de que la UE se mantuviera unida en no poner en marcha nuevos planes de recuperación hasta que no se conozca la eficacia de los vigentes.

En este sentido, el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, recordó que además del plan europeo de recuperación -400.000 millones, casi el 4% del PIB de la UE-, se habían dado garantías a los bancos por una suma equivalente al 23% del PIB, lo cual hubiera sido impensable hace unos meses.

El tercer paquete de medidas se refiere al plan de fomento de las interconexiones energéticas y banda ancha por 5.000 millones, aprovechando fondos no gastados en años anteriores. El viceprimer ministro checo, Alexandr Vondra, precisó que el acuerdo "suponía una respuesta que reforzaba la seguridad energética", de los países, que a principios año habían sufrido graves trastornos por recortes de gas.

Christine Lagarde, ministra francesa de Finanzas (izquierda), junto a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy.
Christine Lagarde, ministra francesa de Finanzas (izquierda), junto a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy.AFP

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