Ibarretxe prepara la resistencia al nuevo Ejecutivo acelerando decisiones polémicas

El acuerdo casi cerrado entre el PSE-EE y el PP para dar estabilidad al Gobierno monocolor de Patxi López corre paralelo a una cascada de decisiones del actual Ejecutivo vasco en funciones, que dan una pista de las dificultades y resistencias a las que se enfrentarán los socialistas.

El Gobierno de Ibarretxe está intentando dejar atadas algunas cuestiones que el PSE tendrá que abordar en cuanto tome el relevo. En varias actuaciones de última hora, el Ejecutivo en funciones ha pactado una financiación adicional para la red educativa privada y ha aprobado varios decretos que introducen el euskera como lengua principal en todos los niveles de la enseñanza hasta el bachillerato.

El PSE piensa revisarlos y probablemente derogará los artículos que atañen a ese cambio en el sistema educativo que el tripartito no ha podido hacer por ley, al carecer de fuerza parlamentaria suficiente. En otra actuación de última hora, la consejera de Cultura y portavoz, Miren Azkarate, aprobó la relación de puestos de trabajo del futuro Instituto Etxepare, el Cervantes vasco. Otro tanto hizo su compañero Joseba Azkarraga con las ayudas a los familiares de presos de ETA desde el Departamento de Justicia. Y la misma celeridad ha tenido un concurso de traslado al que han concurrido altos cargos, juzgados por sus propios subordinados, y que estaba denunciado en los tribunales por los sindicatos.

Los nacionalistas han aprobado el euskera como primera lengua escolar

También han dado vía libre a las ayudas a familiares de presos etarras

El acuerdo que el PSE y el PP desvelarán esta semana traerá consigo cambios que el candidato socialista a lehendakari, Patxi López, quiere que se hagan visibles con mucha rapidez una vez votada su investidura y formado su Gobierno monocolor.

Éste estará sustentado en un acuerdo de estabilidad con los populares, que se sustanciará en un diálogo preferente, pero no exclusivo, con la formación que preside en Euskadi Antonio Basagoiti. El Gobierno del cambio, que releva de la presidencia del Ejecutivo autónomo por primera vez desde 1980 al PNV, intentará moverse en una fina línea, de manera que las reformas se hagan visibles sin excitar las reacciones o el agravio en el campo del nacionalismo gobernante hasta ahora.

El desembarco de los socialistas en Interior, al frente de 8.000 policías autonómicos; en Cultura, con la radio-televisión vasca como buque insignia, o en Educación, dejada en manos del soberanista EA durante 14 años, constituye un reto de primera magnitud.

El documento que firmarán las delegaciones socialista y popular esta semana aborda por separado la cuestión educativa y la política lingüística.

El reto de los medios de comunicación públicos no es menor. Siempre han estado en manos del PNV, incluida la época de los Gobiernos de coalición de José Antonio Ardanza. El nerviosismo es patente tanto en las radios como en la televisión del ente público EITB, que además carece de director general desde hace 14 meses, y a las que el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas ha cuestionado la regularidad de 150 contratos.

Ambos ámbitos, la Educación y los medios públicos de comunicación, constituyen los dos instrumentos principales que el nuevo Gobierno va a poner al servicio de la deslegitimación social y política del terrorismo y sus apoyos.

Organizaciones de la órbita abertzale que no condenen el terrorismo dejarán de tener voz en ellos desde el primer momento, se anuncia.

El futuro Gobierno se plantea que la radio y la televisión públicas pasen a ser mejor reflejo de la pluralidad de la sociedad y tengan una línea informativa más equilibrada y menos escorada a la mayoría gubernamental y a la visión nacionalista del país de la que hasta el momento predomina en ellas.