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Miles de personas piden en toda España que se prohíba el aborto

Los manifestantes critican la reforma del Gobierno pero también la ley actual

Mónica Ceberio Belaza

Las Marchas por la Vida han vuelto a las calles 25 años después, y con el mismo planteamiento de fondo que en los años ochenta. Ya no se corea "Viva Cristo Rey", "Dios, Patria, Familia" ni "Viva España católica" pero la petición es la misma que la de entonces: que se prohíba el aborto. El debate ayer, en Madrid -donde se reunieron entre 18.000 y 24.000 personas según el blog especializado El manifestómetro y medio millón según los organizadores (no había cifras oficiales)- no era tanto la reforma legal anunciada por el Gobierno sino la idea misma de que se permita a las mujeres interrumpir su embarazo. Defendían una convicción moral: que todo aborto es un asesinato y, como tal, inaceptable. Las concentraciones se extendieron a alrededor de una veintena de ciudades. Una de las más exitosas fue la de Granada, donde según la policía local se reunieron más de 2.500 personas. Los organizadores (HazteOir, Derecho a Vivir, Médicos por la Vida y un centenar más de asociaciones) y gran parte de los asistentes se mostraban tan en contra de la propuesta del Gobierno como de la regulación vigente, y muchos protestaban por la defensa del statu quo legal que está haciendo en estos días el Partido Popular. "El aborto no es progreso, es retroceso", decía Antonio Garrido, de 67 años. "Es un crimen con el que están colaborando todos los partidos políticos. La nueva ley está mal porque va a facilitar estos homicidios, pero lo que hay ahora a mí no me parece bien".

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Era una idea muy repetida. El debate aborto sí, aborto no ha vuelto a abrirse en España a pesar de que las heridas sobre este asunto parecían estar cerradas. En Girona y Granada se enfrentaron ayer grupos de manifestantes, unos a favor y otros en contra del derecho al aborto, también al más puro estilo años ochenta.

La nueva lucha está alcanzando, además, espacios nuevos, que no tenía hace 25 años. Además de las manifestaciones, los escritos de científicos antiabortistas y la costosa campaña de la Iglesia católica en contra de la reforma del aborto, el debate se ha llevado a un terreno hasta ahora neutro y festivo, el de las cofradías de Semana Santa, algunas de las cuales han anunciado que todos sus cofrades llevarán lazos blancos para mostrar su rechazo al aborto.

El Partido Popular no apoyó las manifestaciones como partido político, ni acudieron sus principales dirigentes. Acudieron algunos diputados y senadores a título personal como Vicente Martínez Pujalte, Luis Peral y Ángel Pintado. Algunas pancartas pedían su apoyo: "PP, es tu hora de actuar". Una de las estrellas de la jornada fue un concejal socialista de Paradas (Sevilla), Joaquín Manuel Montero, que intervino para defender que "no se puede ser socialista y estar contra la vida".

La manifestación de Madrid arrancó a las doce de la mañana del Ministerio de Igualdad y se cerró en la plaza de Neptuno con bailes y música: del Mamma Mia de Abba a Libertad sin ira, de Jarcha, uno de los himnos de la Transición. Las formas ya no son las mismas que entonces. Había manifestantes de todo tipo: grupos de adolescentes, personas mayores y muchas parejas jóvenes con sus hijos. Algunos gritaban "canalla" al presidente Zapatero o increpaban a Bibiana Aído, ministra de Igualdad, pero muchos se declaraban apolíticos y, otros, de izquierdas. Al margen de sus ideas, todos estaban convencidos de la ilegitimidad moral de permitir a una madre decidir sobre la vida del feto o embrión que lleva dentro y de la obligación de la sociedad de impedirlo a toda costa, incluso aunque el resto de Europa lo autorice. "Es posible que si se abole en España, los otros países se den cuenta de que es una barbaridad", opinaba María Cristina Ramos, de 30 años. Pedían más y mejor educación sexual y, cuando eso falla, que se ayude a las madres económicamente y se facilite la adopción. Pero el aborto "no es una opción", decía una madre treintañera con cuatro hijos y pegatinas del lince del anuncio de los obispos en el carrito del bebé.

"Queremos parar la ley y apoyar la educación, que dejen de subvencionar tonterías y ayuden económicamente a las embarazadas", decía Juan Antonio Fernández, de la asociación Derecho a Vivir, que había llegado a Madrid con un amigo desde Murcia. Dice que están dispuestos a todo. "A llegar al Tribunal Constitucional, a Bruselas o donde sea, porque esto es propio de una sociedad enferma".

En el escenario, instalado en la plaza de Neptuno, se emitieron varios vídeos. En uno de ellos, y desde una ecografía en tres dimensiones, el feto Marta pregunta a su madre qué es el aborto y dice después que los médicos le han dicho a su madre que aborte. Los organizadores animaron después la marcha llamando a la movilización universal -"¡Hay que luchar juntos: las señoras de la limpieza, que no limpien los quirófanos; las enfermeras, que no ayuden a esos médicos que practican abortos!"- y recordaron el año 1985, cuando se despenalizó el aborto: "Entonces nos usurparon el debate político. ¡Abolición de la ley del aborto!". María José, abogada de 49 años, decía: "El aborto no es una cuestión moral, es la defensa de la vida. No se me ocurre una especie animal que lo haga. Es un espanto".

Los manifestantes de Madrid partieron del Ministerio de Igualdad.
Los manifestantes de Madrid partieron del Ministerio de Igualdad.LUIS SEVILLANO

Falta de ayudas y de educación sexual

- María José Ramírez. 68 años. "Estoy en contra del aborto en todos los supuestos. Las mujeres abortan porque no tienen ayuda ni del Gobierno, ni de los padres ni de las parejas. Pero matar no es la solución. Hay muchos medios para no quedarse embarazada".

- Javier Nuñez. 48 años. "Soy apolítico. Estoy en contra del aborto. Lo que falta es educación sexual para frenar los embarazos no deseados. Y creo que una niña de 16 años no está mentalmente madura como para decidir sola si aborta o no. La sociedad tiene que reflexionar".

- Jesús Berenger. 41 años. "Soy de izquierdas, y la izquierda antes defendía la vida, a los más débiles, pero ahora los partidos se mueven por intereses. Yo defiendo la dignidad de la persona. Estoy contra el hambre, la explotación y el aborto, que es un asesinato".

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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