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Entrevista:JOSÉ LUIS R. VIÑALS | Soldado nacional | 70º aniversario del final de la Guerra Civil

"Me sorprendió la cantidad de gente que nos abrazaba"

"Habíamos entrado en Madrid el 28 de marzo en dos filas, una a cada lado del paseo de Extremadura", cuenta José Luis Rodríguez Viñals, de 89 años, doctor en Derecho, entonces soldado del batallón B de Cazadores de San Fernando número 1, asentado en primera línea sobre el Alto de Extremadura. "Me sorprendió la cantidad de gente que acudía a abrazarnos; unos, con alegría sincera y los otros, posiblemente fingida, pero no notábamos diferencia", explica. "Recuerdo un anciano que se arrodilló a mi paso y me besó la mano".

"Había una enorme cantidad de banderas por todas partes. Una vez en la plaza de España y tras colocar la enseña nacional en uno de los cañones emplazados junto al monumento a Cervantes, por orden de mi teniente, nos llevaron a un convento en la confluencia de la calle de Bailén con la plaza que hay frente a San Francisco el Grande. Había muchas imágenes rotas. Nos asignaron la vigilancia de esa zona", señala. "Una noche en torno al 1 de abril sufrimos un paqueo -tiroteo de francotiradores- pero sin consecuencias. Luego pedí permiso para visitar a unos familiares míos, que vivían en la calle de Eloy Gonzalo. Los encontré famélicos. Les llevé unas latas de sardinas, que nosotros, los soldados recién llegados, teníamos en abundancia. Si llego a retrasarme unos días creo que no hubiera encontrado a nadie con vida, por el hambre que se pasaba aquí".

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