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La remodelación del Ejecutivo | Economía y Hacienda

La crisis acaba con el baluarte electoral de Zapatero

Alejandro Bolaños

"La situación económica de España es la envidia de muchos países. ¿Y sabéis por qué ha ido tan bien? Porque tenemos a Pedro Solbes". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, saludó así la decisión del vicepresidente de sumarse a la lista del PSOE por Madrid. El PP urdió incluso un anti-Solbes, Manuel Pizarro. Pero sólo un año después de la victoria electoral del 9-M, Zapatero le acaba de excluir del Ejecutivo: la crisis, y su forma de encajarla, han resultado determinantes.

Han sido las formas, más que el fondo, las que han convertido a Pedro Solbes, de 66 años, en el relevo más anticipado. Solbes no pronunció la palabra "crisis" hasta julio pasado. En septiembre consideraba la recesión sólo una hipótesis, cuando ya estaba en marcha. Y mantenía que no se pasaría de cuatro millones de parados. La ambigüedad sobre su continuidad y su rechazo a gastar más aguaron los mensajes de activismo del Gobierno.

La velocidad de la crisis pareció desarbolar al vicepresidente. Porque en el arranque de la recesión, el PIB aún crecía cerca del 4%, la tasa de paro marcaba mínimos históricos, se encadenaban superávits presupuestarios... La medida de su activismo real la dan los últimos estudios del FMI: España es uno de los pocos países que superará este año el 2% del PIB en iniciativas para reactivar la economía.

Lo paradójico es que Solbes se va cuando es un reconocido experto en lidiar con finanzas públicas bajo presión -el déficit rondará el 8%-, como ya demostró en 1994. Y después de que Zapatero defendiera ayer el aplazamiento de cualquier decisión de aumento del gasto público.

"Sobreviviremos a la primavera, pasaremos el verano y después seguiremos hablando aquí". El entorno de Solbes aseguró ayer que había pactado su salida con Zapatero hace semanas. Y que conservará su acta de diputado. Así que la respuesta que dio en el Congreso al PP hace unos días bien pudo ser el último de los guiños irónicos a los que es tan aficionado.

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