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Los plazos dificultan la nueva orden

La derogación del decreto de la enseñanza del gallego es, probablemente, una de las promesas electorales que el futuro presidente de la Xunta debe cumplir con más urgencia. Pero los plazos administrativos restan margen de maniobra a Alberto Núñez Feijóo, lo que pone en duda que la normativa esté lista para aplicarla el próximo curso.

La elaboración de un decreto suele tardar dos o tres meses. El trámite incluye el paso por la Mesa Sectorial, donde coinciden los sindicatos representantes del personal escolar. Después de pasar por la asesoría legal, el trayecto se repite con el Consello Escolar y con el Consello Consultivo. Con este calendario, la nueva orden pierde el tren del curso 2009-2010, al menos, en lo que se refiere a los libros de texto, que ya se han comprado de acuerdo con la orden de gratuidad del material escolar.

A pesar de la presión de los plazos, fuentes del PP aseguran que Feijóo no se quedará de brazos cruzados. El equipo del futuro presidente de la Xunta se debate entre dos opciones. Modificar el actual decreto de manera que se pueda aplicar en septiembre o bien que el curso que empieza dentro de cinco meses sea meramente transitorio y que la nueva normativa entre en vigor a partir de 2010.

Comisiones Obreras advierte de que sería "una temeridad" derogar un decreto sin tener una "alternativa pensada". Eso es, según el representante de Educación del sindicato, José Fuentes, lo único a lo que se van a oponer frontalmente en la Mesa Sectorial. Galicia Bilingüe es consciente de que los tiempos administrativos no juegan a su favor, pero su presidenta, Gloria Lago, apremia a Feijóo para que el cambio "se haga bien y lo antes posible".

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